Análisis político y económico del Observatorio Estratégico del Transporte (FPT)

“En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”
Albert Einstein.
 
La crisis desatada en Estados Unidos ya se ha expandido por todo el planeta y uno puede leer todo tipo de previsiones futuristas, desde cambios en el capitalismo global y en la forma de hacer negocios hasta que esta recesión es pasajera y durará a lo sumo dos años. Desde las más apocalípticas hasta las más optimistas. En el medio, un juego de oportunismo político, desde los que festejan la muerte del capitalismo y abogan por el nacimiento de un nuevo socialismo, hasta los que afirman que es solo un ajuste de los ciclos del capitalismo.
 
 

Esta crisis tiene algunas coincidencias con la de 1929, y factores no faltan: especulación de los inversores, sobreoferta (sobretodo en el sector inmobiliario), sin regulación, frente a la voracidad financiera y un desequilibrio brutal en los ingresos.

Por si existen paralelos entre el crack de 1929 y el actual, debe agregarse también que aquel fue sólo el inicio de una depresión que en verdad llegó en 1933, cuatro años después, y que se quedó hasta entrada los años 40’s. Así, si esta debacle es sólo una fase inicial, es difícil pronosticar cuál será el piso de la desvalorización de activos y cómo pegará en todo el mundo, incluida Argentina y su entorno.

Y ya se ven algunos efectos. Pese al excelente desempeño reciente en Sudamérica, donde, al revés que en los 90’s, se disciplinaron las cuentas fiscales, se acumularon reservas, se atenuó el nivel de deuda, bajó la pobreza y la indigencia y hubo una expansión notable (el PBI por habitante creció a más del 3% anual cinco años seguidos, récord desde los años 60), la crisis presente pegará y fuerte. Otra vez, con origen y epicentro en el Norte.

¿Cuál es el impacto actual de la crisis en Argentina y la región? Esta respuesta puede ser analizada a través de los diferentes costados en los que puede golpear la crisis y sus respectivas consecuencias.

Por el lado del comercio venía con términos de intercambio favorables para Latinoamérica, es decir los productos que exporta la región tenían muy buenos precios respecto de los bienes industriales que se importan (todo un golpe a la Teoría de la Dependencia). La demanda asiática (también la especulación de fondos que apuestan a precios futuros sin ser parte del negocio en sí, como los pools de siembra por ejemplo) empujó los precios de cereales, minerales y energía, entre otros. Pero la actual baja por la crisis de los mercados del Norte ya se siente. Chile por primera vez en muchos años tiene déficit comercial mensual por la baja del cobre, su principal producto de exportación y el que tiene mayor peso en su presupuesto. Brasil sufre con el hierro y la soja, Venezuela y Ecuador con el petróleo y la Argentina por soja y cereales.

En 2007, la soja estaba casi como ahora (US$ 340). Y fue un muy buen año para Argentina. La soja a casi US$ 600 fue un fenómeno puntual de 2008, que no solo no supimos aprovechar (crisis con el campo), sino que será difícil que en el corto plazo se vuelva a producir.

Por eso, mas allá de los problemas de coyuntura política,  podría pensarse que no debería haber demasiados problemas por este reacomodamiento (baja) de precios de los commodities. Por precaución el esquema de gastos previsto para 2009 se hizo con una soja a US$ 340. Pero la baja de la oleaginosa resentirá la recaudación. Las retenciones a las exportaciones, donde pesa mucho el complejo sojero, suponen 13% del total de la AFIP, tercer rubro tras el IVA y Ganancias. También se espera una baja de todos los productos transables en todo el mundo por la disminución del comercio.

Respecto de las cantidades, es improbable que los países demandantes frenen el consumo, y nadie piensa que China arriesgaría no sólo la seguridad alimentaría sino la supervivencia del propio régimen político. Pero si el mundo industrializado agudiza su recesión, Asia obtendrá menos divisas y deberá importar menos de otros países.

Y en un mundo en recesión, habrá más competencia por saldos exportables y proteccionismo, rasgos que, dependiendo de la dimensión de la crisis, podrían provocar conflictos comerciales.
Por el lado financiero veremos una contracción muy fuerte del crédito, ya sea para particulares o empresas, habrá tasas más altas. Para el sector público, por lo pronto Argentina ya revisa su oferta al Club de París y a los hold-outs, pareciera ser que no es el mejor momento para desprenderse de esa cantidad de reservas ante tanta turbulencia financiera. Las reservas y los superávit gemelos (fiscal y comercial) proveen de un mayor colchón para amortiguar los impactos de la crisis. Asimismo, si en 2002 los intereses de la deuda suponían 22% de la recaudación fiscal hoy son sólo 7%. Pero el menor saldo comercial, el desmesurado aumento del gasto publico y la baja de precios podrían resentir la recaudación y alterar ese 7%.

Las políticas cambiarias han dado mucho que hablar, especialmente con la devaluación de las monedas brasileña y chilena. Pero en realidad, hubo una devaluación no producida por los gobiernos sino como producto de una brusca salida de capitales extranjeros que necesitaban cubrir posiciones en otros mercados.

Esto, aunque parezca solo una cuestión semántica, es una diferencia muy importante. Los gobiernos de Brasil y de Chile no devaluaron sus monedas como forma de proteger a sectores industriales, es mas, el Banco Central de Brasil volcó en el mercado cambiario alrededor de 50.000 millones de dólares a fin de contener esa suba. Las mismas perdieron valor ante la moneda norteamericana por la gran demanda de dólares que querían salir, no por desconfianza en esos países sino porque los inversores, la mayoría, tenían problemas para cubrir deudas en sus países de origen, lo que produjo una marcada fuga de capitales.

Pasado el primer sofocón, las monedas volvieron a revaluarse (aunque no volvieron a sus niveles anteriores), lo que quiere decir que nadie sabe aún cuál será el nivel en el que oscilarán las monedas de dichos países. En la Argentina hubo mayor desconfianza en el funcionamiento de la economía, lo que produjo una fuga de capitales cercanos a los 30 mil millones de dólares en los últimos 18 meses. El BCRA ha intervenido fuertemente en el mercado para contener la suba del dólar, y por el momento el mismo oscilara en los $3,40, no previéndose fuertes ajustes.

Esta acción del BCRA, intentando contener la trepada del dólar, tiene tres efectos. Primero, intenta evitar que la moneda se devalúe mucho paras evitar un impacto inflacionario, pero al sacar circulante lo que hace es aumentar la iliquidez y generar menos crédito. Ante esta sit
uación se produce un enfriamiento de la economía y los precios no podrían aumentar mucho, aunque la moneda se devaluara más.

Por otra parte, al no permitir una mayor devaluación de la moneda, contribuye a una apreciación del tipo de cambio real, lo que genera problemas de competitividad en las exportaciones. El tipo de cambio nominal parece alto, pero la inflación generada, le quita esa ventaja aparente. Es por eso que desde distintas entidades industriales reclaman un dólar más alto.

La tercera consecuencia es que, al vender dólares para que la moneda no se deprecie, lo que hace es perder reservas y financiar la corrida con ellas, en un momento en el que nadie se desprende de la liquidez con que cuenta.

¿Cuales son las perspectivas de crecimiento?

Este conjunto de factores amenaza todo el nivel de actividad de la región. Todo el mundo se prepara para tasas de expansión más moderadas o incluso negativas como en Europa. La Argentina junto al resto de la región no será la excepción

Este escenario afectara principalmente al empleo, esto ya se hace visible por ejemplo en las  automotrices, que  acusaron el golpe y según estudios privados la demanda laboral bajó en noviembre por séptimo mes consecutivo.

En el sector del transporte de cargas, hubo una caída de la actividad del 29,4% en octubre respecto de igual mes del año anterior. El dato surge del indicador sintético de servicios públicos, que difunde el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

La caída del transporte de cargas es uno de los datos que reflejan con mayor claridad la desaceleración que sufre la economía al compás de la crisis global.

En Pasajeros, el más afectado fue el colectivo urbano, con una baja del 10%. En cambio, mostraron mejoras con un aumento del  7,4% los subterráneos metropolitanos, y el 8,3% los ferrocarriles urbanos.

Mantener posiciones liquidas, pelear tasas de interés, diferir cheques, manejarse con extrema cautela, todas las herramientas financieras que estén a nuestro alcance serán necesarias para sortear este momento, en donde la imaginación será tan o más importante que el conocimiento.

 

El Observatorio Estratégico del Transporte tiene como misión principal el análisis y la investigación de todas aquellas cuestiones políticas, económicas, gremiales y fiscales que tienen incidencia y relevancia estratégica para el desarrollo de la actividad empresaria del sector del transporte de cargas. Depende en forma directa de la Presidencia de la Fundación Profesional para el Transporte