Los 17 miembros que conforman el Comité de Política General de la Organización Mundial de Aduanas (OMA), y los 6 vicepresidentes regionales de todo el mundo -entre ellos, María Silvina Tirabassi, la titular de la Aduana local que representa a las Américas ante la OMA- se reunirán entre hoy y el jueves en Buenos Aires.
Para dimensionar la reunión de este G-17 aduanero, basta pensar que este comité es el que pergeñó la idea de "revolucionar" el comercio con el esquema de operadores económicos autorizados, o confiables, y de facilitar el comercio, agilizando las tareas de control, dotando de inteligencia las operaciones del "semáforo" aduanero
Estos resultados todavía no están a la vista. Hay, sí, algunos países con algunas empresas que ya calificaron con estos estándares de confiabilidad. Pero la reciprocidad entre las aduanas se demora. Todavía tienen que hacer el click de "órganos fiscales" a "aliados del comercio". Y los privados tienen que creer que esto es posible, aunque la realidad diga lo contrario.
El comité de políticas de la OMA analizará qué papel les toca a las aduanas en medio de esta crisis. En Buenos Aires, el secretario general Michel Danet, espera "preguntas frecuentes" de los empresarios, que cada titular de aduanas deberá relevar.
Parece ser que las aduanas quieren formar parte de las acciones paliativas en esta crisis que a todos iguala. "La idea es proponer medidas para bajar costos, evitar demoras en puertos, darle más previsibilidad a la logística y lograr cooperación efectiva entre aduanas", indicó una alta fuente de la aduana local.
El encuentro servirá también para criticar duramente la idea norteamericana para el escaneo total de contenedores a partir de 2011 y de cómo lograr, entre todos, el anticipo de la información de embarque 20 días antes de que llegue la mercadería.
Lo que es una incógnita es si el diálogo multilateral aduanero correrá la misma suerte que el de su par de comercio en el seno de la OMC, con negociaciones estancadas desde 2001 sobre un punto similar: liberalización del comercio.
Fuente: La Nación – Emiliano Galli