Cuando pase el temblor, el capitalismo tendrá nuevos paradigmas. Por Diego Pérez Santisteban.

 

"Habrá más controles para evitar nuevas burbujas y el movimiento de capitales especulativos, y una revalorización del crecimiento personal, profesional y económico por medio del trabajo", dice Diego Pérez Santisteban.

Más allá de su locuacidad, el director asociado de Deloitte y actual vicepresidente de la Cámara de Importadores de la República Argentina (institución que presidió durante varios años) es uno de los referentes más prestigiosos del comercio exterior.

 

 

-¿Marcará esta crisis un corrimiento del eje político-económico mundial hacia el Este?

-Es difícil decirlo. Creo que el crecimiento de los países emergentes va a continuar. Esas hipótesis, difíciles de constatar al menos para mí, que no las veré [dice sonriendo], de que, en 2050, China será la primera potencia del mundo y demás, no me parecen lo más relevante. Sí creo que cambiarán ciertos paradigmas del capitalismo. Se modificarán, sobre todo, el control de las burbujas y de los movimientos de capitales especulativos. La primera burbuja especulativa fue el Nasdaq y todas las puntocom, que valían millones de dólares hasta que un día ese globo se pinchó. Cuando el dinero que se movía a su alrededor quedó obsoleto, aparecieron los capos de las finanzas y empezaron a inventar otras burbujas, como la inmobiliaria y la de las commodities con los mercados de futuro para tratar de ir captando lo que se generaba por el mayor comercio y el crecimiento de los países, que no iba tanto a la economía real, sino a las promesas del rendimiento que daba. Se viene un mundo distinto en ese sentido, con un rol más activo por parte de los Estados en el tipo de control de las actividades de los privados para tratar de evitar que se repita esto.

-¿Son visionarios entonces los Kirchner con los controles que el secretario de Comercio Moreno aplica a los empresarios?

-Los países pueden establecer el tipo de política que les parezca y utilizar para ello los recursos con los que cuentan de la mejor manera posible, sin olvidarse que se está en un mundo global. El vivir con lo nuestro es una fantasía. Hay roles del Estado que son indelegables y otros que son absolutamente imposibles de asumir, como es el del Estado empresario, que no me gusta. Prefiero un Estado que regule, controle, fije las pautas y el campo de juego proactivamente para que la Argentina sea un país atractivo para los inversores y que haga que los argentinos no se lleven sus capitales al exterior. Un Estado motivador, no ventajero, no para los amigos.

-¿En qué categoría entra el Estado que interviene Transportadora Gas del Norte o expropia Aerolíneas?

-Y depende por qué motivos lo hace. Si expropia las empresas por una cuestión de soberanía, es discutible; si lo hace porque están quebradas, fundidas, no funcionan o no dan el servicio que corresponde, tiene que hacerlo en la emergencia, pero lo mejor sería que no bien pueda, las vuelva a privatizar y que mejore sus controles para que no vuelva a ocurrir lo que pasó. Seguramente en el desbarranque de Aerolíneas o de TGN hay errores, tal vez, no de este Gobierno, sino del Estado por la forma en la que privatizó, en la que funcionaron o no los entes de regulación.

Signos negativos

Más allá de destacar la inexistencia de políticas de Estado y de un mapa productivo que muestre una "oferta exportable real" (de lo que se informa por separado), Santisteban señala otro aspecto negativo: la ausencia de promoción industrial apuntada a los sectores en los que el país es fuertemente competitivo.

"Nunca hubo un plan de promoción industrial para agregar valor a los productos del agro, para hacer productos congelados, deshidratados. Sí, hemos tenido planes de promoción para armar televisores en Tierra del Fuego, para Catamarca, La Rioja. No hubo planes para la pesca, minería o para el área forestal. Falta una idea clara de qué es lo que producimos, qué nos falta y qué nos sobra como para saber qué oferta exportable tenemos, qué tenemos que comprar, hacia dónde tenemos que apuntar, qué tipos de productos importados se consumen mucho en la Argentina y por qué no estimular para que se fabriquen acá", dice.

"Las reglas de juego son muy variables. Hoy te estimulo para que exportes carne y mañana te prohíbo; hoy te estimulo para que compres maquinarias agrícolas y mañana te pongo derechos de exportación móviles", ejemplifica.

-¿Qué nos falta como país?

-Madurez política. Nos cuesta saludarnos en un tedeum. Que ni siquiera en el momento de la paz, la Presidenta o el vicepresidente se hayan levantado para saludar al otro muestra eso. Hay que empezar a construir políticas de Estado y eso no se hace automáticamente.

Espero que alguna vez encontremos un camino político que sea más racional en cuanto al consenso de las políticas básicas. Todavía no lo veo. Lo que se observa en las campañas es: "Estoy esperando el día en el que gane para hacer una política totalmente distinta. ¿Y si lo que hizo el anterior es bueno? ¡No importa! Lo voy a cambiar igual".

-Otro de los reclamos más escuchados es respecto de la seguridad jurídica.

-Es que las políticas de Estado y la seguridad jurídica no son una chicana política, son una realidad. El inversor, sea un extranjero o un argentino, no invierte para el día siguiente, sino para los próximos diez años y aquí no tenemos estabilidad de mediano plazo. A la minería le dieron por ley estabilidad fiscal por diez años y al tercero, se la sacaron; a la intangibilidad de los depósitos la asesinaron. Y la lista podría seguir.

 

Fuente: La Nación