Año nuevo y fin del modelo

 

 

 

Como ocurrió con la convertibilidad en los ’90, el 2008 y la crisis internacional marcan el fin del modelo de tipo de cambio alto para Mendoza. El 2009 abre un período de menor crecimiento pero de oportunidades. La provincia cuenta con producción y mercados diversificados pero con inflación y altos costos. La calidad como objetivo.

El 2008 fue un año bisagra para el comercio exterior de Mendoza. El fin de un ciclo exitoso para dar paso a un nuevo período, absolutamente distinto al anterior, cargado de desafíos en un contexto ya no tan favorable pero sí con un camino mucho más avanzado y una posición más sólida por parte de las empresas locales en el exterior.

Contra todo pronóstico, el año que pasó cerró con un crecimiento en las exportación del 18,9% en relación al 2007, lo que le permitió a la provincia por primera vez en su historia superar la barrera de los U$S 1.500 millones (U$S1.588,09 millones para ser exactos, según cifras provisorias de ProMendoza) en ventas al exterior. Todo un récord para una economía que apostó al mercado externo y peleó para ir ganando terreno.

Pero también fue el año en el que se desató la crisis financiera internacional, con un fuerte impacto a nivel doméstico desde fines de octubre para ya a caer con todo su peso desde noviembre.

La debacle mundial llegó y con ella se terminó el modelo exportador y de sustitución de importaciones basado en el tipo de cambio alto.

Pero antes de avanzar, conviene hacer un poco de historia. Retrotrayéndose en la historia hasta donde las estadísticas de Mendoza permiten, el primero “ciclo” identificable fue la convertibilidad. Durante este período de paridad cambiaria se produjo un fuerte repunte en las exportaciones de la provincia.

Según estadísticas de ProMendoza, entre 1993 y 2001, los envíos de productos al exterior pasaron de U$S471,81 millones al año a U$S 875,18 millones, lo que marca un crecimiento de un extremo a otro del período del 85,5% (ver gráfico).

La paridad cambiaria permitió la incorporación de tecnología, infraestructura y servicios que terminaron generando un salto cualitativo para la producción.

Después llegó la crisis del 2001 y con ella el fin de la convertibilidad. La devaluación marcó un segundo período en la evolución del comercio exterior de Mendoza.

El salto del dólar de $ 1 a $ 3, le devolvió oxígeno a los distintos sectores productivos de Mendoza, que empezaron a ver en las exportaciones la posibilidad de multiplicar sus beneficios.
Y así fue.

Con el grueso de las inversiones ya hecho en los ‘90, la devaluación abrió el mercado. Así las exportaciones de Mendoza pasaron de U$S 859,79 millones en el 2002 a los U$S1.588,09 millones con los que se cerró el 2008. Esto significó un crecimiento, también de extremo a extremo de la serie (2002/2008), del 84,7%.

Sí, aunque sorprenda, las exportaciones de Mendoza crecieron en porcentaje casi lo mismo durante la convertibilidad que en los años del tipo de cambio alto. La diferencia, eso sí, entre uno y otro período está en qué productos se exportaban durante los ‘90 y qué se vendió hasta 2008. Entre uno y otro período, cayó la participación de los combustibles y energía para que ganen terreno las manufacturas (ver gráficos).

Pero como todo artificio, con el correr de los años la inflación le fue comiendo terreno a la devaluación en un proceso que terminó de hacer colapsar la crisis financiera internacional que generó recesión en las economías desarrolladas y devaluaciones en cadena en casi todos los países que son competidores directos de Argentina y Mendoza. En especial Chile y Brasil, por sólo mencionar dos de los casos más emblemáticos.

Nuevo escenario

La llegada del 2009 muestra un panorama totalmente distinto.

“Hay un cambio de estructura del modelo internacional. A partir de los últimos meses de 2008, son distintas las condiciones internacionales, lo que va a impactar en el comercio de todo el mundo”, opinó Daniel Rada, profesor de Economía Internacional de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNCuyo, para quien “hoy la variable tipo de cambio como motor de las exportaciones está limitada y hasta anulada por el contexto mundial. Sin dudas se viene un período de retracción de los volúmenes exportados como consecuencia de las recesiones de EEUU y Europa. Y si no hay a quien venderle, no hay salida devaluando”.

La opinión académica es acompañada por el sector empresario.

“El 2008 fue un año exitoso en exportaciones en cuanto a volumen y precio, pero esto se interrumpió a partir de noviembre sólo que el efecto arrastre ayudó a terminar bien el año.

Ahora lo que viene es para profesionales, hay que bajar precios y reducir expectativas para ganar y consolidar mercados”, recomendó Rodolfo Vargas Arizu, empresario y presidente de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo (CCEC).

“Todos los países han devaluado por efecto de la crisis, por lo que la Argentina, con alta inflación y retenciones, ha hecho agua. El modelo exportador pos 2002 ha hecho agua”, advirtió Vargas Arizu.

Las opiniones van en sintonía con el ánimo de los empresarios a nivel país, según una encuesta realizada a nivel internacional por la consultora Grant Thornton.

En lo que se refiere a la Argentina, el balance sobre expectativas de evolución de ingresos y exportaciones para 2009 fue de -4%, una caída de 42 puntos con respecto al año pasado (+38%). Las expectativas de ingresos fueron las que más cayeron, pasando de +72% en el 2008 a -5% este año. Adicionalmente, las empresas argentinas esperan que caiga la rentabilidad de manera importante, el resultado fue de -43% contra un +16% del 2008.

“Los resultados reflejan serias preocupaciones de las empresas privadas argentinas para el recién iniciado 2009”, explica Enrique Langdon, co-managing partner de Grant Thornton Argentina, para quien “una caída de 77 puntos porcentuales en las expectativas de los ingresos esperados, es un dato contundente que conlleva un freno en el consumo local, acceso a financiamiento limitado y absorción de costos mayores. El nivel de ingresos es impulsado por la demanda interna y las exportaciones, las cuales a su vez reciben impacto por la demanda de los consumidores y los niveles de inversión a nivel local e internacional.

Fortalezas

Pero este fin de ciclo encuentra a Mendoza mejor parada a nivel internacional de lo que estaba con el salto al abismo que significó la devaluación pos – convertibilidad, coinciden empresarios y académicos.

“El golpe se va a sentir, pero que Mendoza esté más diversificada y con más empresas exportando puede hacer que no sea
tan duro”, señaló Rada.

Hoy Mendoza vende más productos manufacturados y a una mayor cantidad de países en los cinco continentes, lo que le ha permitido conquistar nichos.

En el 2001 sólo el rubro Combustibles y Energía representaba el 50,8% del total de las exportaciones de Mendoza. Al 2007, último dato disponible, el mismo rubro cayó al 14,46% de participación, mientras que las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) treparon al 55,2% del total. Y este cambio significa que son más productos y, sobre todo, más empresas las que participan del comercio exterior.

En cuanto a la diversificación de destinos, también se ha hecho avances. En 1995, el dato más antiguo disponible, sólo EEUU, Brasil y Chile acaparaban el 64,3% de todos los envíos de Mendoza al exterior. Al 2007, estos mismo tres países concentran el 50,8% del total que, si bien es mucho, es casi 15 puntos menos que hace 12 años.

“El trabajo de las empresas de Mendoza y del gobierno ha sido muy bueno en la promoción de exportaciones pero esto no ha sido acompañado por el gobierno nacional”, dijo Vargas Arizu, quien usó el ejemplo de la vitivinicultura argentina, que ya tiene una marca con prestigio y mercados ganados, para marcar el camino a seguir.

“Ahora necesitamos ayuda y, si no la hay, por lo menos que desde el Gobierno no compliquen más el panorama con altas retenciones, retrasando las devoluciones de IVA a las exportaciones y bajando las tasas de interés. Tenemos productos con relación precio calidad muy buena pero falta prefinanciación de exportaciones.

El 2009 va a ser un año difícil y complicado si no se hacen las cosas que hay que hacer; pero puede ser un año de oportunidades porque mucho países en recesión van a ajustarse y ahí pueden entrar los productos locales si tienen una mejor relación precio-calidad. Por eso tenemos que bajar sus costos y ser más eficientes”, agregó Vargas Arizu.

El diagnóstico es compartido por Daniel Rada. “Quienes se esforzaron durante los tiempos de bonanza del tipo de cambio alto, van a poder mantenerse con lo que sigue. Quienes invirtieron sus ganancias en incorporar tecnología y sumar calidad hoy tienen verdadera competitividad como para afrontar esta crisis y no una competitividad subsidiada como es el tipo de cambio”, opinó el académico de la UNCuyo.

Fuente: Los Andes