El incremento de productos bajo el régimen despierta duras críticas de especialistas; vías legales para sortear las demoras que originan las medidas.
Protección parece ser la gran mala palabra de estos tiempos. Quienes aplican y defienden medidas como las licencias no automáticas de importación resaltan que no se trata de un recurso proteccionista. Quienes se oponen, gritan a los cuatro vientos su verdad.
Eduardo Bianchi, subsecretario de Política y Gestión Comercial de la Nación, advirtió: "Las licencias están reglamentadas por la OMC, no son una prohibición para importar, sino una medida que nos permite tener un monitoreo previo".
Si el fin fuera sólo controlar los flujos comerciales bastaría con aplicar licencias automáticas, dijo. Bianchi respondió: "En el caso de detectar precios de dumping , es imposible actuar en los tiempos estipulados por las licencias automáticas".
Diego Pérez Santisteban, vicepresidente de la Cámara de Importadores de la República Argentina coincidió en que se trata de instrumentos admitidos por la OMC, pero aclaró: "Para determinadas situaciones y casos". Ese es uno de los puntos que la CIRA considera "discutible". "No nos queda en claro que las condiciones que se esgrimen para las más de 200 posiciones arancelarias que están bajo el régimen se encuadren en las definiciones de la OMC. Por otra parte, la extensión a tantos productos, con recursos limitados por parte de quienes deben controlar el tema, genera demoras a pesar de la buena voluntad de los funcionarios", agregó.
Bianchi insistió en que se cumple con el plazo máximo de 60 días previsto por la OMC. Hace dos semanas, le había dicho a este Suplemento: "Si hay algunos casos que exceden ese plazo, es absolutamente involuntario, debido a que a medida que la crisis avanzó y aumentaron los productos que entraron en el sistema, se sextuplicó el trabajo". Ahora, el funcionario, se mostró más firme. "Cumplimos con los 60 días. Descubrimos que muchos de los que hablan de demoras es porque no completaron el expediente de inicio de manera correcta y hasta que ello no ocurre no comienza el trámite", explicó.
La visión de Esteban Rópolo, abogado del Estudio Baker & McKenzie, es diferente. "Las licencias no automáticas violan el Tratado de Asunción y lo establecido por la OMC. El Gobierno dice que el objetivo es tener una base de datos estadísticos de los flujos comerciales. Si fuera estrictamente así, bastaría con aplicar las licencias automáticas. Es en eso en lo que se basan los tribunales para dictar las medidas cautelares. La jurisprudencia habla de la desproporción entre la medida y sus efectos", dijo.
Los funcionarios sostienen que es para proteger a la industria nacional y evitar que aumente el desempleo, comentaron a LA NACION. "Está claro que es una medida proteccionista, pero prohibida por los tratados que firmó la Argentina tanto con la OMC como con el Mercosur. Además, en el caso de que hubiera dumping , las licencias automáticas no sirven para detectarlo. Hay procedimientos reglados por la OMC, cuyo proceso completo dura al menos un año", contestó Rópolo.
¿Y los tiempos de otorgamiento de las licencias? El abogado dijo que sus clientes hablan de plazos que van desde los 120 y 180 días, y, que en el caso de los juguetes pueden llegar a 300.
¿Hay caminos legales para revertir esto? "Amparos o acciones declarativas que acompañen una medida cautelar por la que se pide a un juez que mientras se tramita el proceso se pueda importar sin exigir la presentación de la licencia", explicó.
Rópolo coincidió con Alejandro Perotti, abogado especialista en temas de comercio exterior, en que si bien hasta ahora no son muchas las acciones de este tipo, en los últimos meses se incrementó el interés de los empresarios por conocer la mecánica.
Es importante decir que las resoluciones judiciales son para casos concretos. "Si un importador quiere verse beneficiado con una medida similar, aún sea del mismo rubro del que logró un amparo, debe presentarse ante el juez porque hasta ahora nadie se ha expresado sobre la cuestión de fondo", dijo Rópolo antes de explicar que la jurisprudencia establece que "la licencia se erige como una barrera paraarancelaria pues comporta una concreta restricción temporaria a la importación de determinados artículos que vicia la finalidad del acto administrativo al desvirtuarse el objetivo a cuya consecución está destinado (obtención de información sobre flujos de importación), y que la exigencia del certificado aparece como arbitraria, injustificada e irrazonable".
Se preguntó a Bianchi si el Gobierno no teme un aluvión de medidas de este tipo: "Los amparos que han salido son 10 o 15, eso no tiene comparación con la cantidad de licencias que otorgamos. Estimamos que para este año serán unas 100.000".
¿Estamos frente a una medida inconstitucional? Perotti dijo: "Sí y no. Si bien es un procedimiento habilitado por la OMC y por el Mercosur, el tema es el uso que se haga del mismo, la finalidad con la que se aplican y los tiempos de otorgamiento. Jurídicamente deberían ser algo excepcional, para analizar situaciones presuntamente irregulares. Para que sean válidas no tienen que encubrir restricciones comerciales sino evitar fraudes, y ahí es donde se cae el primer argumento que se esgrime".
Pero no todas son críticas en el sector privado. Diferentes grupos de cámaras empresarias que resultan, indirectamente, beneficiadas con las medidas justificaron s
u apoyo.
Raúl Zylbersztein, presidente de la Cámara de las Manufacturas del Cuero y Afines, fue drástico. Cuando se le mencionó la supuesta inconstitucionalidad de la medida y violación de acuerdos internacionales, contestó: "Hay tres tipos de países: los proteccionistas, los hipócritas y los que se regalan, que pasan a ser colonias. He viajado por el mundo vendiendo los portafolios que fabrico y me encuentro con trabas paraarancelarias -como en Brasil, donde he esperado licencias de importación hasta seis meses-, o arancelarias -como ocurre en México, donde pagamos el 35% de arancel-. Hoy existe una enorme sobreoferta y tenemos que cuidarnos".
Zylbersztein está convencido de que el país "que no se cuide será el que tenga más desocupados" y que cuidar el mercado interno no quiere decir cerrarse. "El comercio exterior es bueno, pero si complementa al interno, no si lo sustituye", agregó.
¿Tienen algún efecto negativo las licencias? "No? Bueno, tal vez hay que ser más rápidos en el otorgamiento. El tiempo en el que se dan hoy es variado, pero hay que entender que en 2007 éramos ocho sectores con unas pocas posiciones. De todas formas están trabajando para agilizarlo."
Quienes se oponen al recurso argumentan que si bien es cierto que se protege a determinados sectores de la producción local, se perjudica a millones de consumidores que ante la falta de competencia o disminución de la oferta deben pagar más caros los productos.
Zylbersztein da su versión: "No se puede cuidar el bolsillo del consumidor si antes no se cuida al trabajador. Para consumir hay que tener trabajo. Los precios bajos de los productos importados son mientras tienen competencia con los locales, una vez que destruyen el mercado y se quedan con todo, fijan los precios que quieren".
Víctor Benyacar, presidente de la Cámara Argentina de la Indumentaria de Bebés y Niños, tiene una postura más extrema: "Hoy no debería importarse nada de lo que se produce aquí. No digo prohibir la entrada de tecnología, pero si de todo lo que producimos acá. Eso daría trabajo a mucha gente y solucionaría muchos problemas", espetó.
"Es erróneo plantear que el modelo es proteccionista, es un recurso para tener estadísticas y eso es muy importante porque si se importa en forma desmedida volveremos a los 90. Hay que definir qué modelo de país quiere cada uno y tener en cuenta que más desocupación trae más delincuencia", añadió.
Gerardo Venútolo, secretario general de la Asociación de Industriales Metalúrgicos comentó: "Este tema tiene que tener una visión equilibrada. Las empresas que fabricamos aquí también somos importadores. Esto es para buscar el equilibrio necesario para preservar el mercado interno. Las licencias no significan no importar ni son el Diablo, son un recurso para limitar la importación de productos sensibles luego de verificar importaciones llamativamente crecientes", sostuvo.
¿Hasta cuándo durarán las licencias? "No hay plazo estipulado. La lógica es monitorear los flujos distorsivos del comercio. En un año de crisis internacional, con los excedentes que hay… Será hasta tanto dure la crisis", dijo Bianchi.
¿No temen que tenga un efecto boomerang para el país? "Todos se preocupan por las licencias de la Argentina, pero estuve en la Asociación de Consejeros y Agregados Comerciales Económicos y comenté un informe de la OMC en el que se dice que los paquetes de estímulo económico, sin contar los rescates a entidades financieras, que aplicaron Estados Unidos, Alemania, Japón, Francia, España y Reino Unido, suman 5 billones; por otro lado están las medidas antidumping que aplican Brasil, China, India y Turquía; el aumento de los aranceles en India, Ecuador, Ucrania, Turquía y Vietnam; y apoyos a las exportaciones de Europa, China y países de la APEC [Asia Pacífico]. Indonesia también instrumentó licencias no automáticas e India, de importación. En Japón las provincias implementaron algo similar al Compre Americano. Todos estamos apuntando a esos flujos distorsivos", contestó Bianchi.
Por último, dijo que están "analizando" dos cuestiones planteadas por la CIRA: la validez de la licencia una vez otorgada (hoy es de 60 días y eso no da margen en muchos casos a que el importador pueda concretar el embarque de la mercadería y llegar a tiempo) y lo referido a las cantidades aprobadas. Es decir, si la licencia se consigue para importar 100 computadoras pero al momento de concretar el embarque el proveedor tiene sólo 60, se "pierde" el resto y se debe hacer otro trámite a futuro.
deNeXos – 12/05/09 – MT
Fuente: La Nación