Los empresarios de América latina acudieron a sus propios talentos para enfrentar la crisis financiera internacional. Y los argentinos son los que más agresivamente encaran planes de reformulación de negocios para el corto y el mediano plazo, según una encuesta que abarcó a 165 ejecutivos de la región. Nota publicada hoy en: cartadenegocios.com
A diferencia de oportunidades anteriores, donde frente a crisis amplias los países de la región seguían los pasos que se daban, por ejemplo, en Europa, esta vez advirtieron no sólo que la situación era diferente en un parte y otra del mundo, sino que debían ampararse en la experiencia propia. En este marco, los 64 por ciento de los empresarios argentinos encara cambios para el corto plazo mientras que un 56 por ciento lo hace con vistas al mediano plazo y se distinguen de los del resto de la región, entre otras cosas, porque tienden a descartar la opción de los despidos.
Los niveles se escapan de la media regional donde 61 por ciento de los ejecutivos de América latina están reformulando sus planes de corto plazo y el 59 por ciento lo hace para el mediano plazo. Así lo reveló el estudio Out of Adversity de KPMG internacional que determinó, además, que la crisis es vista como una oportunidad de renovación en el ámbito empresario.
La encuesta abarcó a 165 ejecutivos de la Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela y las preguntas se basaron en sus reacciones frente a la recesión, las lecciones aprendidas y los planes de recuperación. Sus respuestas fueron comparadas con sondeos similares realizados en países de Europa y Asia.
Como parte de las medidas que tomaron las empresas en la región para enfrentar la crisis se destacaron la reducción de costos y el mantenimiento de los planteles de personal, situaciones que fueron destacadas entre los empresarios argentinos consultados.
Muchas de las compañías de la región informaron que se están concentrando en reducir los costos en la cadena de abastecimiento y mejorando la eficiencia. Las empresas argentinas, por su parte, buscan hacerlo, ya no sólo por medio del aprovechamiento de beneficios impositivos, sino a través de la reducción de costos de compras y Supply Chain (ambos 80 por ciento) y la optimización de procesos para proteger el flujo de fondos.
Otro aspecto positivo fue que, al analizar la reducción de personal como opción para reducir los costos, sólo el 20 por ciento de las compañías de la Argentina ha considerado esa alternativa. Este es uno de los porcentajes más bajos de la región, en fuerte contraste con Brasil, donde la reducción de personal parece ser una de las principales alternativas para mejorar la eficiencia.
Al evaluar la mejor lección aprendida de la crisis económica, un 28 por ciento de los ejecutivos argentinos coincidió en la necesidad de mejorar los controles del sistema financiero. Si bien este porcentaje es bastante más alto que el del resto de los países de la región –y sólo se encuentra por debajo del de Chile– posiblemente tenga que ver con el recuerdo, todavía fresco, de la crisis del 2001/2002 que con la más reciente crisis financiera mundial.
Por otra parte, mientras que sólo un 5 por ciento de los encuestados latinoamericanos dijeron no haber tenido experiencias de una recesión previa que les hayan servido para poder lidiar con la actual, más de un 40 por ciento de los encuestados en Alemania e Italia, un 24 por ciento en España y un 20 por ciento en Portugal opinaron lo mismo. En los estados latinoamericanos, el índice más alto surgió en Brasil, en donde el 7 por ciento de los encuestados dijo no tener experiencias pasadas que fueran relevantes y el 13 por ciento expresó que cada recesión es diferente.
“Parece que en las economías que han tenido épocas de prosperidad por algunos años, como en el caso de muchos de los países europeos y, tal vez, Brasil, algunas de las lecciones acerca de la gestión de una empresa en momentos de crisis tendrán que volver a aprenderse”, dijo Lucio Giaimo, socio a cargo de Impuestos de KPMG en Argentina. “Para muchos países con recuerdos de momentos difíciles más recientes, los problemas que se presentaron este año son normales”.
Esta es una perspectiva común en los países de la región Asia-Pacífico y es muy interesante ver que los encuestados en Latinoamérica la comparten. Éstos son conscientes de que el impacto de la crisis fue diferente al que ocurrió en Europa y “más que seguir la tendencia de Europa, como tal vez se hizo en el pasado, han reconocido que es necesario utilizar sus propios talentos empresariales para enfrentar los desafíos de este nuevo ambiente global”, agregó el socio.
A la cabeza tanto en la reorganización a corto como a largo plazo está México. Este país, se ubica más cerca de India y China en cuanto al deseo de encontrar nuevas formas de hacer negocios. Pero aún permanece detrás de los líderes del mundo, como Japón, en donde el 87 por ciento planean hacer cambios radicales a largo plazo, y Singapur, en donde ese porcentaje asciende a un 84 por ciento.
Casi todos los encuestados dijeron creer que sus gobiernos deberían tener un rol más activo en mejorar las condiciones económicas y sólo un 4 por ciento dijo creer que los gobiernos ya habían hecho lo suficiente. “Las empresas de Latinoamérica claramente prefieren que sus gobiernos actúen como socios”, dijo Giaimo. “Y esto se confirmó cuando se les preguntó si apoyaban las recomendaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para mejorar las relaciones entre las autoridades fiscales y los grandes contribuyentes.”
En la misma encuesta, realizada el año pasado, el 71 `por ciento de los encuestados dijeron que estarían más preparados a ser más abiertos con el fisco a cambio de normas más flexibles. Este año, ese porcentaje alcanzó el 81 por ciento, pero al mismo tiempo la proporción de empresas que dijeron que sus respectivos fiscos no están dispuestos a ayudarlos a desarrollar sus negocios internacionales aumentó de un 48 por ciento a un 56 por ciento.
“Parece ser que los entes recaudadores, tal vez debido a la urgencia por recaudar, han dejado de esforzarse para mejorar las relaciones”, dijo Lucio Giaimo. “Esto sería negativo. El deseo y la energía puestas en mejorar las relaciones todavía siguen vigentes, y para los gobiernos con deseos de construir sistemas impositivos más justos y efectivos, éste es un excelente punto de partida.”
NG-13/11/2009