En un mes se define en Dinamarca el precio del crudo de los próximos 20 años

El grado de acuerdo que se alcance en la próxima Cumbre Mundial del Clima decidirá si el valor del barril de crudo se mantendrá cerca de los 100 dólares hacia el año 2030 o si costará el doble. Si los países no alcanzan un consenso amplio sobre un cambio profundo en la matriz energética mundial, el barril de petróleo podría llegar a costar u$s 190 dentro de dos décadas. La información está publicada en El Cronista de hoy.

Parece a matar o morir, pero así lo plantea el informe anual que acaba de publicar la Agencia Internacional de Energía (AIE), el “World Energy Outlook 2009”. Si en la Cumbre del Clima que se va a desarrollar del 7 al 18 de diciembre próximos en Copenhague, Dinamarca, los países participantes no alcanzan un acuerdo “ambicioso” sobre un cambio profundo en la matriz energética mundial, el barril de petróleo podría llegar a costar u$s 190 dentro de 20 años. La economía mundial tiene una cierta idea de lo que eso implicaría, ya que a mediados de 2008 el barril tocó el récord histórico de u$s147, movido en gran medida por inversiones especulativas. Pero lo concreto es que ya se conoce lo que esos valores representan para el conjunto de la economía y que en definitiva generan una fuerte presión inflacionaria.

Esto se debe a que el petróleo es el commodity cuyas variaciones en el precio afectan a una mayor cantidad de sectores en el mundo (transporte, energía, producción industrial, agroganadería, etc.). Y cuando éste experimenta fuertes subas, la economía se desacelera, con el riesgo de terminar en una recesión, o lo que es peor, en estanflación, es decir recesión con inflación descontrolada.

Desde el punto de vista financiero, muchas compañías se verían en problemas para subsistir (en primer lugar las aerolíneas, grandes consumidoras de combustible), pero el resto de las empresas sufrirían también por el encarecimiento de esta materia prima. Para un país como la Argentina, tan dependiente del transporte de cargas y alimentos a largas distancias, este escenario puede ser muy complicado en el largo plazo.

Pero el mayor problema que plantea un fracaso en llegar a un acuerdo en Copenhague no es el valor futuro del crudo, sino la causa de su incremento. Si el mes próximo no se llega a consensuar un paquete de políticas que modifique en profundidad la matriz energética mundial (que hoy es responsable del 84% de las emisiones de dióxido de carbono -CO2- y a su vez del recalentamiento global), la temperatura en la Tierra aumentaría 6 grados centígrados para el año 2100, “causando daños irreparables”, según el estudio. En este escenario, los combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas) representarían el 80% del consumo mundial de energía en 2030, según la AIE. Si bien el crudo mantendría su participación relativa (un tercio del consumo total de energía), el carbón aumentaría su parte, con el consecuente daño ambiental. “Cada año que pasa se reduce la ventana de tiro y aumenta el costo de la transformación del sector energético”, sostiene el informe, que a su vez espera “un acuerdo sólido” en la Cumbre de diciembre.

A pesar de que el consumo internacional de energía se redujo durante este año a causa de la crisis financiera (una situación inédita desde 1981), la AIE estima que una vez que la economía mundial se recupere (podría ser en 2010), la demanda va a retomar un fuerte sendero ascendente, que podría totalizar un 40% de suba dentro de 20 años. Y más del 90% de este incremento vendría de los países emergentes, explicando sólo China y la India la mitad de este aumento. Frente a este escenario, un barril de crudo a u$s190 sería catastrófico para el crecimiento económico mundial.

Otro tema que también preocupa a la AIE es la falta de inversión en el área energética en estos últimos años, a causa de la caída en la rentabilidad de las empresas del sector. La crisis financiera provocó una baja del 19% en la inversión en prospección y exploración de petróleo y gas, por lo que una suba significativa de la demanda (por la reactivación económica que se vislumbra), podría generar un shock petrolero. “Esto llevaría en pocos años a un nuevo récord en los precios del crudo, en momentos en que la demanda se encontrará en plena recuperación, implicando un nuevo freno al crecimiento económico”, indica el organismo.

El escenario positivo

Pero no todo está perdido y las cosas pueden salir bien en Copenhague (aunque hoy parezca difícil). Esto se lograría si los países participantes de la Cumbre llegaran a un acuerdo para adoptar políticas que permitieran limitar las emisiones de CO2 a 450 partes por millón (ppm), objetivo fijado en 2007 por un comité de investigadores de las Naciones Unidas (programa conocido como “Escenario 450”‘). Esto haría que las temperaturas aumentaran solamente 2 grados centígrados durante el siglo XXI y que el consumo de energía se incrementara en un 0,8% (en lugar del 1,5% del escenario catástrofe). Respetar este programa implica que dejen de aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero a partir de 2020.

“Hemos demostrado, país por país, que desarrollando todas las energías limpias disponibles (eólica, solar, biomasa, etc.) e insistiendo en el ahorro de energía, el escenario 450 es realista, a pesar de que sea muy difícil de alcanzar”, sostuvo Nobuo Tanaka, director ejecutivo de la AIE. La mayor dificultad estriba en el costo de adoptar estas medidas: u$s 10,5 billones durante las próximas 2 décadas, de los cuales se deberían asignar u$s 4,7 billones para adaptar los transportes a energías verdes, u$s 2,5 billones para construcciones y u$s 1,1 billones en electricidad. Un gasto que sería compensado por el ahorro en el consumo de energía. Pero el altísimo precio del programa obliga a los distintos gobiernos a alcanzar un amplio acuerdo para tener éxito. El futuro de la economía mundial se define en tan sólo 30 días.

NG-16/11/2009