La marcada suba de costos, principalmente vía salarios, impacta de lleno en la competitividad de los productos de manufactura nacional. En este contexto, empresarios alertan que el deterioro de la ventaja del tipo de cambio comienza a desplazarlos de las góndolas del mundo y hasta del propio mercado interno.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner – así como la anterior administración -, hace del tipo de cambio la piedra fundamental del modelo.
Así, resguardar y garantizar la competitividad de la industria argentina es uno de los caballitos de batalla de su estrategia, que intenta mantener equilibrado el intercambio comercial y el superávit fiscal.
Sin embargo, más allá del conflicto con el agro, que durante los últimos meses alteró el normal ingreso de divisas, la ventaja cambiaria ingresó en una fase crítica tras la aceleración de los costos.
En este sentido, durante una reunión del Comité Ejecutivo de la Unión Industrial Argentina (UAI) en el mes de junio, 40 dirigentes y varios empresarios alertaron por la fuerte pérdida de rentabilidad por la apreciación del peso.
"Gran parte de la ventaja competitiva que teníamos desapareció. La suba de salarios y de los insumos está complicando la vida de las empresas. Y cuanto más chica sea peor, porque tiene menor espalda financiera para absorber los costos y menor poder de regateo con los proveedores de insumos", explicó Raúl Ochoa, miembro del comité académico de la Fundación Standard Bank y ex subsecretario de Comercio Internacional.
Por su parte, Diego Pérez Santisteban, Presidente de la Cámara de Importadores y director del departamento de Comercio Exterior de Deloitte, explicó que "los subsidios cruzados que dio el Gobierno permitieron que algunos insumos y servicios no aumentaran tan rápido, pero ahora se están registrando subas y aquellas empresas que no aumentaron su competitividad van a sentir que vuelven al punto de partida, a la época del uno a uno"
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Perspectivas del tipo de cambio
El Tipo de Cambio Real mide el precio relativo de los bienes y servicios de la Argentina con respecto a todos los países con los cuales se realizan transacciones comerciales.
Este índice, elaborado por el Banco Central (BCRA) tiene en cuenta las fluctuaciones de las monedas y de los precios de los socios comerciales y permite obtener una radiografía precisa de la competitividad del signo monetario argentino.
Sin embargo, el índice que elabora la entidad difiere de los cálculos privados. Esto se debe a que el Gobierno utiliza la inflación "K", que desde hace tiempo es puesta en duda por la gran mayoría de los analistas.
Esto implica que los productos argentinos son menos atractivos a la hora de salir al mundo o de competir con lo importado, que lo que informa la entidad monetaria realmente.
Según el analista internacional Jorge Castro, "con una tasa de inflación, que actualmente es del 25% anual y con un nivel de expectativas inflacionarias de 36,5% para fin de año, el tipo de cambio real en la Argentina va a ser semejante al de la época de la convertibilidad".
Más mesurado, Ochoa calculó que a fin de año el peso argentino se apreciará a tal punto que quedará en apenas $1,20 por cada dólar y, con respecto a la canasta de monedas, se pasará a $1,65.
Las razones que llevan a esta pérdida de competitividad están en la suba de los costos. En este sentido, según un informe elaborado por la Fundación Observatorio Pyme, durante el primer trimestre de este año, en relación al mismo período de 2007, la suba de costos directos de producción de las pequeñas y medianas empresas fue del 50%. Una cifra por demás preocupante.
A esto se suma que el 93% de las industrias registraron incrementos en sus costos directos de producción por unidad entre enero y marzo. Frente a este escenario, casi el 70% de las compañías se vieron obligadas a incrementar los precios de sus productos por no poder absorber las subas.
El mes pasado el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA), después de casi tres meses de negociaciones, pateó el tablero y logró un aumento del 35%, desoyendo la pauta que pretendía imponer el líder de la CGT, Hugo Moyano.
Justamente, el encarecimiento del costo laboral es la variable que explica en mayor medida la escalada en los precios de la producción local. Desde SEL Consultores calculan que el costo laboral real para el conjunto de las compañías es un 10% más alto que antes de la devaluación.
El presidente de la Cámara de Exportadores (CERA), Enrique Montilla, – en base a datos de SEL -, explicó que, "desde la salida de la crisis, en la segunda mitad de 2003, el aumento en dólares del costo laboral unitario en la industria fue de 135%. Con un incremento salarial de 30%, una mejora de la productividad de 3,5% y una baja del peso respecto del dólar de 5%, a fines de este año se habría agotado el efecto competitivo sobre el costo del trabajo de la salida de la convertibilidad".
De este modo, a pesar de la fuerte apreciación del real de Brasil, desde 2003 el costo laboral unitario de la industria argentina medido contra esa moneda, creció 37%. Mientras tanto, en el quinquenio 2001 – 2006, en los Estados Unidos el costo laboral unitario disminuyó 3,7%; en Alemania cayó 7,9%; en Francia la baja fue de 5,9%.
"Parece claro que, en la mayor parte de los casos, incluyendo la zona del euro y el real, la competitividad laboral de la Argentina experimenta un deterioro significativo", aseguró el directivo, para luego agregar que "es difícil que el tipo de cambio pueda compensar este desequilibrio".
Efectos no deseados
En este contexto, desde la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA), organización que agrupa a más de 50 cámaras en todo el país, encendieron la alarma: aseguran que ya perdieron el 20% del mercado a manos de la importación desde la salida del uno a uno y que, con la pérdida de competitividad cambiaria, corren riesgo de perder otro 20%.
De hecho, el sector manufacturero argentino se encamina a cerrar este año el peor déficit de la balanza comercial de su historia.
Según datos de la consultora Ecolatina, en 2007 el rojo alcanzó los u$s21.500 millones, con un incremento del orden del 40% respecto a 2006.
Y, a la hora de las proyecciones, desde Ecosur Consultores, calculan que el déficit en 2008 trepará hasta los u$s27.000 millones, es decir, un 28% más que el año pasado, debido a cada vez más jugadores que quedan fuera de competencia.
Futuro complejo para las empresas
Desde la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (Cadieel), aseguraron que la suba de la mano de obra repercute mucho en el costo y atenta contra la competitividad. La cámara está conformada por 320 empresas, de las cuales, el 20% exporta regularmente.
"Al aumentar el precio de la mano de obra y no variar el dólar, esto se refleja mucho en el costo para exportar", explicó Ramiro Prodan, Presidente de la cámara. También comentó el caso de una empresa que está asociada a Cadieel que exporta calderas: "con Europa todavía compite, pero con EE.UU. directamente no le dan los costos".
Los directivos ya tomaron cartas en el asunto y se reunieron con funcionarios de la Secretaría de Industria. "Lo que pedimos es que las Pyme paguen el 50% de las cargas sociales para que tengan una reducción de costos real. Pero todavía no recibimos una respuesta".
Desde ADIMRA, Sergio Vacca, el vicepresidente de la entidad – en actual ejercicio de la presidencia -, explicó que están trabajando con la Secretaría de Industria en la confección de un listado de productos que, de manera inminente, recibirán el beneficio de las licencias no automáticas.
"Con el secretario de industria, Fernando Fraguío, estamos trabajando para lograr que un grupo de productos que han sufrido una mayor pérdida de competitividad y tienen mayor peligro de ser sustituidos por importaciones dentro del mercado interno, tengan licencias no automáticas", sostuvo Vacca.
Perspectivas
Desde Ecolatina se preguntaron cómo sostener la competitividad en el mediano plazo en un contexto de inflación elevada y eventual apreciación del dólar.
"Un salto en el tipo de cambio no es la solución: es demasiado costosa en términos sociales", explicaron, para luego agregar que "dejar fijo el dólar y no atacar la suba de precios no es una solución al problema. Sería conveniente encarar una política macroeconómica coordinada de estabilización de la inflación para no desembocar en un escenario de desaceleración de la actividad".
De este modo, para evitar que el tipo de cambio real pierda terreno desde la consultora proponen seguir dos pasos: primero, avanzar en un plan serio de contención de los precios. En segundo lugar, y sólo tras obtener resultados en materia inflacionaria, deslizar gradualmente el tipo de cambio nominal evitando una depreciación brusca.
"Publicado en revista Multimodal - www.revistamultimodal.com.ar"