Antes de fin de año podría entrar en vigor el sistema global de preferencias comerciales entre países en desarrollo; el impacto económico y político, según se analiza en una nota de Florencia Carbone en La Nación
Una negociación entre iguales, que además de generar oportunidades para las exportaciones argentinas por casi 136.000 millones de dólares se transforma en una ruta alternativa ante la estancada Rueda del Desarrollo, es decir, la Ronda Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Aunque nació en los 80, el acuerdo del sistema global de preferencias comerciales entre países en desarrollo (SGPC) parece haber despertado ahora de una suerte de estado de hibernación y quienes participan de la negociación se entusiasman al decir que la idea es que comience a aplicarse antes de fin de año.
Se trata, en un resumen casi brutal, de la decisión de un grupo de 28 países en desarrollo -al menos en la etapa inicial- de recortar un 20% los aranceles que se aplican al 70% de las mercancías que comercian entre ellos.
El SGPC es un instrumento ideado para aumentar el comercio Sur-Sur. De los 15 países que originalmente firmaron el acuerdo de Belgrado, la cifra trepó a 43 en la actualidad.
De ellos, los que participan en la actual ronda de negociaciones, lanzada en junio de 2004, son: Argelia, Bangladesh, Benin, Chile, Cuba, Corea del Norte, Corea del Sur, Egipto, Guinea, India, Indonesia, Irán, Malasia, Marruecos, México, Mozambique, Myanmar, Nigeria, Paquistán, Sri Lanka, Sudán, Tailandia, Tanzania, Vietnam y Zimbabwe, y el Mercosur (la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), que es el único bloque comercial que participa con voz unificada.
Característica
Luis Levit, funcionario de la Cancillería que publicó junto con Verónica Fossati un detallado artículo sobre el tema en la última revista del Centro de Economía Internacional (CEI, www.cei.gov.ar/revista/17/parte4.pdf ), dijo que se trata de un acuerdo de características únicas, y entre las particularidades del SGPC citó el hecho de que forma parte del sistema Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo), el órgano principal de la Asamblea General en la esfera del comercio y el desarrollo creado con el mandato de acelerar el desarrollo comercial y económico, haciendo especial foco en los países en desarrollo.
"Está fuera de los avatares de la Ronda Doha, y la importancia particular que tiene es que, más allá del impacto económico que se pueda dar, a diferencia de lo que ocurre con la Unión Europea, por ejemplo, la idea es generar un esquema de libre comercio simétrico. En el caso de la UE-Mercosur, nosotros queremos mayor liberalización agrícola, ellos de bienes industriales, y se replica en una escala birregional lo que está pasando en Doha. En este caso la idea es llegar a un contexto más equilibrado en donde todos los países tienen algo para ofrecer y obviamente tienen que ceder algo, pero de una forma más equilibrada", explicó.
En este ámbito, según la visión de Levit, que forma parte de la Dirección de Negociaciones Económicas Multilaterales del Ministerio de Relaciones Exteriores, no hay espacio para los "caprichos".
"Cuando vimos el grupo de países con el que estábamos -Brasil, India y muchos otros que son activos y relevantes en la negociación de la OMC- y que la Ronda Doha parece que no fuera a tener un desenlace positivo en el corto plazo, nos entusiasmamos. Más aún cuando comprobamos que esta era una situación muy proclive a acordar porque se trata de un esquema que permite que los países en desarrollo trabajen en conjunto al margen de la OMC, donde estamos sujetos a los caprichos de los países de mayor peso comercial, más desarrollados, que son los que normalmente marcan la agenda. Acá no nos marcan la agenda, la hacemos de manera autónoma", indicó.
Apertura
El mensaje que se quiere transmitir es el de "abrir el comercio". "Estamos en favor del libre comercio, porque en la Ronda Doha hay una situación muy particular: los países desarrollados acusan a algunos países en desarrollo de oponerse al libre comercio, pero nosotros pensamos lo mismo de ellos por diferentes motivos, subsidios distorsivos a la agricultura y otras cuestiones que implican distorsiones del comercio. Acá no se discuten otras cuestiones que pueden ensuciar la cancha, que están en Doha y que son las que mantienen empantanada la Ronda. En este caso llegamos rápidamente a un acuerdo con las modalidades, establecimos un cronograma ambicioso y lo estamos tratando de cumplir", destacó.
¿Cuáles son los factores que se transformaron en combustible para que un proyecto que existía en potencia desde hace 30 años de repente tome cuerpo y tenga posibilidades ciertas de marchar?
La paralización de las negociaciones en Doha parece ser una parte de la respuesta, pero sólo una parte.
Lucio Castro, director del Progr
ama de Inserción Internacional de Cippec, sostuvo que el análisis de lo que ocurre debe hacerse en el contexto de lo que está pasando en los flujos de comercio internacional, donde existe una clara reorientación del tradicional Norte-Sur al Sur-Sur.
"El primer o segundo socio comercial para los países sudamericanos es China o algún país de Asia Pacífico. Esa tendencia se está haciendo extensiva a toda América latina. Por otra parte, como consecuencia de la paralización de la negociación multilateral, estamos viendo un gran auge del regionalismo. Este será un año récord de acuerdos. Desde que existe la OMC se han firmado y están en vigor unos 350 tratados. El auge del regionalismo es lo que explica los acuerdos Sur-Sur: en los ?90, por el contrario, la tendencia era Norte-Sur", señaló.
¿Qué posibilidad de implementación real tiene esto a escala global?, preguntó La Nacion. "Es muy complejo. En los acuerdos Norte-Sur, la mayoría de los problemas pasan por los temas agrícolas; en los Sur-Sur, por las manufacturas. Es difícil saber si se cumplirá en su escala global. El Mercosur ha intentado negociar acuerdos como el que tenemos con India, en el que todo lo que es relevante y sensible está afuera del convenio. Por otro lado, el tema es que cualquier tipo de acuerdo que implique reducción arancelaria manufacturera no será acompañado por la Argentina. La experiencia muestra que este tipo de acuerdos son muy complejos de implementar. Tengo un optimismo mesurado por los cambios que estamos viviendo, pero India, por ejemplo, a pesar de la importante apertura que hizo en los ?90, sigue siendo muy proteccionista y de hecho fue uno de los países que más trabó la última Ronda Doha", concluyó.
Raúl Ochoa, docente de la Universidad Tres de Febrero y del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación Standard Bank, evaluó la iniciativa.
"En momentos de crisis económicas y en los que abundan los intentos proteccionistas, lo veo con un moderado optimismo. Comparado con la nada de antes, los resultados que se obtengan son auspiciosos. Lo más importante es que se hayan establecido cronogramas de bajas de aranceles con tiempos de entrada en vigencia", subrayó.
"Entre iguales"
Luego habló sobre las diferencias con los ?90. Explicó que se trata de una negociación "entre iguales" y recordó que, en aquella década, la dependencia de los países en desarrollo respecto de los desarrollados era muy importante.
"La década del ?80 fue una década perdida para América latina; la del 90 estuvo muy dominada por el Consenso de Washington, pero al mismo tiempo se fue dando el crecimiento de varios países africanos, más allá de los tigres asiáticos y de India, que hasta entonces estuvo totalmente cerrada. Hoy, la relación Sur-Sur tiene una magnitud diferente de la que tenía a principios de 2000 y aparecen oportunidades para ceder y lograr otras cosas", dijo.
Marcelo Elizondo, consultor y director del centro de estudios Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), estimó que la iniciativa del SGPC es una buena salida, ya que la Argentina concentra el 75% de su comercio con los países en desarrollo, a lo que se suma la crisis que atraviesa el principal comprador argentino, que es la Unión Europea.
"Desde el año pasado, la suma de todo el comercio entre los emergentes es mayor que la suma del comercio entre los emergentes y los desarrollados. Por otra parte, fruto del crecimiento y de la importancia relativa de los emergentes, la irrupción de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), que pasaron a ser actores globales, la aparición de un segundo lote de emergentes del Medio Oriente, Emiratos Arabes Unidos, Indonesia, con incidencia mayor, que no sólo compran y venden de modo significativo sino que son importantes inversores, hacen más atractivo todo", concluyó.
Así las cosas, y con cierto sabor a paradoja, los países en desarrollo parecen transformarse hoy en el Norte de la economía mundial.
El SGPC es un ensayo que pretende alcanzar al mismo tiempo diferentes objetivos: transformarse en una suerte de by pass a la congelada Doha; intensificar las relaciones Sur-Sur; dar señales públicas de la voluntad política de los emergentes hacia la apertura comercial…
La cuenta regresiva ha comenzado. El tiempo dirá si se trató de un intento más o si esta vez la realidad superará a los deseos.
NUMEROS
44%
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Alrededor del 44% de las exportaciones e importaciones argentinas (2007-2009) se hizo con países del SGPC, con los que nuestras ventas se triplicaron entre 1998 y 2008.
136.000
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La reducción arancelaria del 20% generaría oportunidades para las exportaciones argentinas por casi US$ 136.000 millones.
7000
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Las exportaciones argentinas con probabilidad de ser desplazadas en el mercado brasileño son menores a US$ 7000 millones.
13%
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Los 28 países de la Tercera Ronda del SGPC alcanzaron un PBI de US$ 7,8 billones en 2008, el equivalente casi al 13 por ciento del producto bruto global
43%
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Su población es el 43% de la mundial; sus exportaciones fueron en 2008 el equivalente al 14% de las ventas totales globales
10 años
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En la última década, el comercio entre los países del SGPC creció a un ritmo mayor que el de su comercio global.
Redacción deNeXos
Fuente: Comercio Exterior, La Nación
20/07/2010