Para Lucas Woinilowicz, de Scania Argentina, el futuro energético del transporte será una convivencia de tecnologías, con el gas natural como paso inmediato.
Woinilowicz: Vaca Muerta es una de las grandes apuestas que tenemos como país. Es lógico pensar que el futuro inmediato tiene que ser con gas.
Tras más de medio siglo de predominio del diésel, la industria del transporte enfrenta el reto de la transición energética. El camino, según el análisis de Lucas Woinilowicz, gerente de Desarrollo de Negocios y Transporte Sustentable de Scania Argentina, no será con una única solución, sino con una convivencia de tecnologías.
El gas natural, impulsado por Vaca Muerta y su bajo costo, se perfila como el paso inmediato, allanando el camino para el biometano y, en un horizonte más lejano, las soluciones eléctricas y de hidrógeno. En el contexto de Expo Oil & Gas 2025, Woinilowicz afirmó a Info Transporte & Logística que este proceso de cambio no tendrá un fin definido, sino que será una evolución constante.
¿Cuál es la situación de los combustibles para el transporte pesado en Argentina?
Lo primero a entender es que hace más de 50 años utilizamos diésel para mover nuestros camiones. Anteriormente a eso tuvimos motores a nafta. Ahora, de repente, la industria del transporte de cargas y pasajeros se enfrenta ante el desafío de la transición energética.
¿Cómo hace la industria para afrontar esa transición?
Pensando en algunas variables. Las dos primeras, reducir las emisiones de gases variables y disminuir las emisiones de gases contaminantes, ruido, material particular, etcétera. La sustentabilidad no solo tiene que ser desde el punto de vista medioambiental, sino también desde lo económico. Eso nos lleva a la tercer variable: soluciones que, además de reducir la huella de carbono y de ser económicamente viables, se tienen que poder aplicar en la gran mayoría de las rutas o de operaciones en el país. Hay que encontrar soluciones que reduzcan la huella de carbono, que sean económicamente viables y que se las pueda implementar en Buenos Aires, Tucumán, Corrientes, La Pampa, Mendoza, Neuquén, o en la mayoría de las provincias. De nada sirve tener la bala de plata, que se pueda utilizar en el Obelisco, pero que no sirva a 10 minutos de ahí. Por otra parte, la antigüedad de la flota en Argentina nos dice que existen camiones operando con 15 o 20 años, aunque hay más viejos.
¿Cómo afecta eso?
Dentro de 20 años, un camión que se venda hoy va a seguir operando con el diésel acutual o uno superior. Entonces, tenemos el desafío de la transición. Vamos hacia una multiplicidad de tecnologías en el país. Más temprano que tarde, llegará el Euro VI a Argentina y en el horizonte lejano tenemos soluciones eléctricas, que podrán ser con batería, litio, sodio –que es mucho más barato y abunda en el mundo- o hidrógeno. En el medio, tenemos que buscar cuál es la solución de transición. Desde el punto de vista de Scania, entendemos que el siguiente paso tiene que ser con gas natural. En el país, el 65% de la matriz energética está basada en ese recurso. Tenemos un gas muy barato y Vaca Muerta, que representa enormes oportunidades para exportar, genera inversiones, trabajo y desarrollo en la industria nacional. Es decir, Vaca Muerta es una de las grandes apuestas que tenemos como país. Es lógico pensar que el futuro inmediato tiene que ser con gas. Y luego, lo que va a empezar a tomar lugar es el biometano. O sea, toda la masa crítica de vehículos que se desarrolla con gas natural, en el corto plazo, se va a reemplazar por biometano. Es un combustible que se va a producir en forma descentralizada. Cualquier industria, cualquier que tenga residuo orgánico, podrá producir biometano, inyectarlo a la red de gasoductos.
¿Qué es lo que determinará el fin de la transición energética?
La realidad es que vamos a ir entrando en un proceso de inclusión de nuevas tecnologías. La transición energética es un continuado. No va a llegar nunca un momento en que se diga: “Tenemos vehículos funcionando con baterías de sodio y será durante los próximos 50 años”. En mi humilde opinión, la transición energética tiene un principio, pero identificar cuál es el final es muy difícil.