Cesvi Argentina difundió resultados de diversos estudios que advierten sobre las consecuencias de manejar en épocas estivales y comunicó una serie de medidas preventivas.
Una temperatura mayor a 24° C adentro del habitáculo puede provocarle al conductor fatiga y distracciones. Cesvi Argentina precisó “por qué manejar con altas temperaturas puede generar síntomas similares a los que causa el alcohol al volante”.
En los últimos días se sufrió una intensa ola de calor en varias ciudades del país. Este fenómeno, que es muy característico del mes de enero, se da cuando hay más de 3 días en los que la temperatura mínima iguala o supera los 23°. Además, ya se habla de Buenos Aires como una ciudad que avanza hacia la tropicalización.
Los expertos coinciden en que el calor dentro del auto influye en las capacidades y en el comportamiento del conductor: induce a la fatiga y actúa como un factor potenciador de cualquier alteración o problema que pueda tener el conductor. Además, disminuye la atención, la asimilación de información y la agudeza visual, e incrementa el tiempo de reacción y la agresividad, especialmente si se mantiene durante un período prolongado.
El calor, a su vez, produce pérdida del confort y anticipa los síntomas del cansancio, tales como: somnolencia, molestias generalizadas, irritación, calambres en las piernas y dolor de cintura. Además, la transpiración puede irritar la visión, lo que genera distorsiones en el campo visual.
Estudios realizados en Alemania demostraron cómo afecta el calor en la conducción: cuando la temperatura del habitáculo alcanza los 30° C se incrementan en un 20% los errores de conducción y en un 22% el tiempo de reacción. Si relacionamos los efectos del calor con lo que produce el alcohol al volante podemos ver, gracias a una investigación realizada en CESVI Argentina, que estos datos son similares. Es que se comprobó que con apenas un promedio de 0,29 gr/l de alcohol en sangre aumenta un 17,1% la imprecisión de las maniobras y un 10,3% el tiempo de reacción.
En conclusión, los especialistas alemanes coinciden con estos datos y advierten que “con temperaturas superiores a 35° C el conductor puede llegar a sentir síntomas similares a los que tendría con una alcoholemia de 0,5 gr/l”.
El calor afecta la atención del conductor y ésta comienza a ser menos activa. Cuando el interior del vehículo supera los 24° C se incrementan los fallos en la conducción y hay más probabilidades de choques. Análisis realizados en el interior de varios vehículos expuestos al sol, en los días de mucho calor, demuestran que la temperatura interior puede superar entre 5° y 15° C a la temperatura exterior.
Acciones para mitigar los efectos del calor: Hidratarse en forma continua; mantener el habitáculo ventilado; no realizar sobrepasos ni maniobras exigidas (el calor puede alterar la percepción de distancias y riesgos en el manejo); estar atento a las indicaciones de temperatura del motor; evitar horarios pico como el mediodía; tratar de refrescarse en cada parada; no ingerir alimentos pesados; usar ropa fresca y clara; no conducir con ojotas ni descalzos ya que el pie puede engancharse en los pedales; mantener las manos secas y limpias.
Además, sugieren no relajar la firmeza con la que se toma el volante; ante el menor síntoma de cansancio o fatiga, detenerse en un lugar seguro y no continuar el recorrido; regular el aire acondicionado a una temperatura de hasta 24°; y parar cada 100 kilómetros o cuando se perciban síntomas de fatiga, durante largos períodos de conducción.
Fuente: Cesvi Argentina
NG – 20/01/2012