Expertos recomiendan una política austera de costos fijos en el corto plazo y prepararse para ser flexibles ante un futuro imprevisible. Sin embargo, también vislumbran oportunidades: como se espera que la actividad de los depósitos no decaiga, la compra de metros cuadrados cubiertos podría ser una opción para derivar flujos de inversión financiera.
La actividad logística en la Argentina vive una paradoja. Por un lado, para la mayoría de las empresas, el 2008 se mantiene al menos igual respecto del año pasado, cuando no representa un crecimiento. Sin embargo, desde el comienzo del lockout ruralista se nota una desaceleración. Y de hecho, existen en la actualidad empresas de transporte con unidades paradas, situación que no sucedía hace tiempo.
A ese escenario viene a sumarse la debacle financiera mundial y su previsible impacto sobre la economía real. En ese sentido, las empresas nacionales atadas a la demanda del mercado brasileño incluso ya avanzaron en la suspensión de jornadas de trabajo. Obviamente, se prevé que estas decisiones se trasladen al sector logístico. Por otro lado, la crisis genera dudas a la hora de confirmar inversiones apalancadas en proyecciones comerciales que ya se ven alteradas.
“El área de Logística es un departamento de servicio con el objetivo de facilitar y entregar ventaja competitiva a la hora de distribuir productos, y la incertidumbre que hoy reina en el mercado en general, comienza a despertar ‘un efecto estático’ que se ve reflejado por un estancamiento en las ventas o una demora en el caso de las inversiones que no generen diferencial a corto plazo”, describió Alejandro Leiras, gerente de logística de Calsa, firma de productos alimenticios.
No obstante, como sostuvo Mario Nieto Paredes, gerente de Almacenamiento y Distribución de Basf Argentina, “todavía no se puede ver un receso en el sector. Esto se debe a que todo el mecanismo industrial tiene un tiempo para frenar la producción y, por lo tanto, el cambio no es abrupto. Particularmente, creo que esto se comenzará a ver en los primeros meses del año que viene, aunque el campo seguirá produciendo soja y todos sabemos que es un motor importante”.
Mauro Sperperato, gerente de Logística y Distribución de Bayer y presidente de la Asociación Argentina de Logística Empresaria (Arlog), coincidió: “Se ven cambios de comportamiento del consumo en el mundo y, por lo tanto, en algún momento van a tener un reflejo en nuestro país. Se pueden esperar movimientos erráticos, que profundizarán los picos y valles de la actividad, más marcados en la logística internacional y un poco atenuados en la local”.
El diagnóstico de José Luis Losada, director de Tecnologística Consultores, se basó en escenarios similares. “Las empresas de transporte van a tener menor actividad y sus precios tenderán a reducirse o frenarse. Pero probablemente la actividad de los depósitos no disminuya de la misma forma y atenúe el impacto sobre los operadores logísticos. De todas formas, aquellos que están vinculados con sectores de exportación como el automotriz van a ser más afectados”, afirmó.
A ingeniárselas
Aunque experimentados en gestionar “al límite”, para las empresas argentinas no es nada sencillo enfrentar una crisis global plagada de incertidumbres en cuanto a su duración, profundidad y consecuencias. De acuerdo con Marcelo Arce, director de Proyectos Senior de Miebach Consulting, “en el corto plazo, las compañías evaluarán y ajustarán sus proyecciones comerciales, y posiblemente ello podría postergar algunas decisiones atadas al nivel de actividad”.
Para Sperperato, “esto requiere adaptar los stock al nuevo volumen, lo que en algunos negocios tiene una inercia, por lo que demanda un mayor espacio de almacenaje durante el período de tiempo que dura el acomodamiento”. Según Nieto Paredes, la principal medida de corto plazo, justamente, “es tener una política austera de costos fijos, con un manejo adecuado del stock”.
En la misma sintonía, Leiras opinó que debe “extremarse el cuidado de los gastos, hacer que nuestra operaciones sean eficientes y evitar los extra coste que el mercado no está dispuesto a pagar y que por consiguiente nos sacaría del juego”. Al señalar que hoy es difícil establecer una proyección certera, dijo que “los negocios están presentes en todos los escenarios; pero la diferencia es quién está preparado versus quién no lo está”.
Por supuesto que la gran incógnita pasa por el 2009. Si bien los representantes de Basf y Bayer no ven un escenario dramático, sí analizan como probable que la actividad ingrese a una meseta. “La respuesta es preparar la organización para gerenciar el cambio. Cuando no está claro lo que viene, hay que trabajar para ser flexibles y desarrollar la capacidad de anticiparse a las modificaciones”, advirtió Sperperato.
No hay recetas generales, queda claro. Sin embargo, los ejecutivos consultados no se resignan y sostienen que es importante aprovechar las oportunidades de toda crisis. Para Losada, “la falta de depósitos existente puede atenuarse y disminuir los precios”. A su turno, Arce incluso sugierió que “ante el tsunami sobre las finanzas globales, los flujos de inversión podrían derivar en la búsqueda de nuevas alternativas. En ese sentido, los activos logísticos se presentan como una muy buena opción, máxime si tenemos en cuenta que el déficit de espacios continúa siendo un problema no resuelto para el sector”.
Redacción Expotrade. Para el suplemento
Transporte y Logística del diario La Nación