Una empresa ofrece en internet exportar agua dulce del Paraná

 

Es de Buenos Aires y tiene oficinas en Miami. El mercado sería Medio Oriente o África. Un buque con 70.000 toneladas de agua costaría 2 millones de dólares

 

Ante las sospechas de que el agua podía llegar a ser un gran negocio en los próximos años, el jueves 30 de octubre la Cámara de Senadores de la provincia aprobó un proyecto de comunicación para que el Ejecutivo interceda ante los legisladores nacionales para que elaboren un proyecto de ley que prohíba la exportación de agua potable.

Diario UNO descubrió que en internet hay una empresa, con oficinas en Buenos Aires y Miami (EE.UU.), que ofrece la venta de “agua dulce de río, cruda, sin tratar”.

Alberto Cholewa, uno de los socios de la empresa Makhena, al ser consultado sobre si realizaban ese tipo de comercio dijo: “Sí, pero eso lo hacemos a granel y sin procesar. Se exportaría para terminar el tratamiento en el lugar de destino. Este tipo de ventas las hicimos desde 1983 a 1987 y ahora lo estamos tratando de retomar. Porque en su momento no se pudo hacer más por el costo del flete”.

—¿Qué costo tiene para el comprador un buque cargado de agua dulce con capacidad para 70 mil toneladas?

—Un buque de ésos, si va a Medio Oriente, hay que calcular unos dos millones de dólares. A Estados Unidos cuesta un poco menos, pero para ese país el producto es otro. Allí demandan agua mineral envasada. Ese tipo de negocios es más para Medio Oriente, África, lugares que tienen una necesidad de agua en grandes cantidades y que no necesitan que sea mineral, sino que sea potable.

—¿De dónde sacan el agua?

—Por lo general hacemos algún joint venture con alguna municipalidad de la provincia de Santa Fe o Buenos Aires. Eso estaba en nuestros planes, pero fracasó por cuestiones organizativas. La intención era tomar agua del río Paraná como lo hacíamos antiguamente, potabilizábamos para alguna población, habíamos hablado con la Municipalidad de Villa Constitución, y luego el agua filtrada sin tratar la exportábamos.

—¿Cuándo podrían estar haciendo esas exportaciones?

—Todo depende de dónde pueda hacer la decantación. Yo puedo tomar agua del río, pero tengo que separar los sólidos, la mugre y llevar el agua dulce para que se termine de potabilizar en el lugar de destino.

—De los 2 millones de dólares que cuesta el barco, ¿cuánto se lleva el flete?

—El flete se lleva el 50 o el 60 por ciento del valor. Por eso hay que aprovechar ahora que quedaron muchos barcos en desuso como los Panamax, que son buques que tienen prohibido transportar petróleo, hidrocarburos y químicos porque ahora se exige que los barcos tengan doble fondo para llevar esos productos. Los Panamax, que estaban adecuados para cruzar el Canal de Panamá, ya no pueden transportar eso y la cantidad de barcos disponibles para transportar agua podría abaratar los costos y reflotar el negocio.

—¿Recibieron quejas de alguna organización ambiental por exportar agua?

—No, porque nosotros no estamos quitando del suelo o del continente agua. No estamos sacando del Iberá o de algún otro lugar, sino que, cuando lo hicimos, pescamos agua del río Paraná que se termina mezclando con el mar. No estamos trabajando en detrimento de alguna población ni nada por el estilo. Nosotros pescamos el agua de la desembocadura cuando se está por mezclar con el mar. Si nosotros no la retiramos eso se mezcla, ya está, punto. De todas maneras tenemos una rentabilidad para Recursos Hídricos de Nación por lo que ingresa dinero a las arcas del Gobierno.

—¿La exportación de agua deja algún canon especial para el Gobierno?

—Sí, es un bien registrable y Recursos Hídricos de la Nación cobra un canon por la cantidad de toneladas que se lleva.

—¿De cuánto es ese canon?

—Varía. Incide en un 10 por ciento del valor del producto.

Otro mercado

La firma intenta explotar el mercado de los Estados Unidos.

La demanda desde ese país es de agua de manantial o mineral envasada.

La empresa ofrece productos agrupados en dos marcas diferentes.

En ambos casos hay tres opciones: botellas de medio litro, un litro o litro y medio.

Impulsan una ley de protección

En la ciudad de Gálvez, en febrero de este año, se empezó a discutir sobre la posibilidad de elaborar una ley que prohíba la exportación de agua potable. Uno de los impulsores de la iniciativa es Deonaldo Carbajal, doctor en química analítica jubilado.

“El agua potable es lo más valioso que tenemos, sin ella no vivimos”, dijo Carbajal a Diario UNO. Luego describió cómo se enteró de que en la Argentina se estaba exportando agua: “En el verano fui a Rosario a visitar a mi hija y en una universidad privada obtuve la información de que un grupo muy poderoso, que encabezan Soros y los hermanos Bush, estarían buscando agua en Argentina”.

“Eso sucede porque el 75 por ciento de la superficie de la Tierra es agua y de eso sólo el tres por ciento es potable. Pero además, un tercio de ese tres por ciento es agua que se encuentra entre el Paraguay y la Argentina. Eso llamó la atención de estos grupos económicos y dado el vacío legal que existe respecto de la exportación de agua. Como nadie se opone, ya compraron tierras en Córdoba, la Patagonia y aprovechan las napas. Si se explotan de la manera en que ellos lo hacen, se van a terminar salinizando y no van a servir más”, dijo Carbajal.

Luego, advirtió: “Si nosotros no actuamos rápidamente va a ser tarde. Hoy ya se está exportando en grandes buques hacia Escocia, donde se termina de hacer el proceso de potabilización y envasado y se vende en Europa a 11 euros el litro. Las exportaciones se estarían haciendo desde puertos de la provincia de Buenos Aires”.

Por otra parte, Carbajal está realizando una tarea que tiene que ver con la difusión y la concientización del problema que significaría exportar agua: “Estoy haciendo un trabajo de hormiga. Empecé en la vecinal del CEP, que es la más grande y después les avis&eacut
e; a las demás y fui dando charlas hasta llegar al Concejo municipal con el fin de llegar a elaborar una ley nacional que prohíba la exportación del agua en cualquiera de sus estados físicos o modalidades que la puedan encubrir”.

La llegada del tema al Concejo municipal de Gálvez le dio un marco de institucionalidad y seriedad a la problemática. En diálogo con Diario UNO el concejal Lisandro Mana dijo: “A nosotros nos pareció un tema sumamente importante para trabajarlo e investigar”.

“En ese sentido nos enteramos que hay algunos países que ya prohibieron la exportación del agua como Canadá y Puerto Rico para tratar de proteger su agua. Hoy es una realidad que los países del primer mundo están buscando agua de esta región. La idea es empezar trabajar en la protección del agua”, aseguró el concejal. Acerca de las versiones de venta de agua al exterior, Mana especificó: “Lo que manejamos es que se podría estar exportando agua de los acuíferos del norte del país que estarían llevando agua a las minas de Chile. También estamos poniendo atención a la compra de tierras en nuestro sur y en el Estero del Iberá que les permitiría sacar el agua y exportarla sin problemas”.

El negocio del agua envasada toma real dimensión cuando se conocen los precios que tiene en los países del primer mundo: “En el proyecto de declaración se aclara cuáles son los costos que tiene hoy el agua mineralizada en Europa. Allá la botellita chica, de alrededor de 500 centímetros cúbicos, se vende a cinco euros”, agregó el edil.

Acerca de los pasos a seguir, Mana dijo: “Nosotros le llevamos una carpeta al senador nacional Rubén Giustiniani y a través de dirigentes del Frente para la Victoria se les está tratando de hacer llegar la misma información a Carlos Reutemann y a Roxana Latorre. A eso se agregan las adhesiones de todos los concejos de la provincia y los antecedentes que investigamos. Creo que nadie se va a negar a esta iniciativa”.

Al momento de buscar antecedentes, el concejal galvense recordó: “Esto es similar a la ley de bosques. Todo empezó como lo estamos haciendo ahora y luego salió una ley muy interesante muy a pesar de algunos gobernadores como el de Salta (Juan Manuel Urtubey) que siempre se opuso. Lo importante es empezar a trabajar desde las bases y concientizar a la gente. Así llegaremos a tener una buena ley de protección del agua”.

“En un principio vamos por una ley que prohíba la exportación del agua, después vamos a ver las cuestiones técnicas que incluirán el tema de la extranjerización de las tierras y otras cosas. Lo que tenemos que hacer es empezar a debatir para tener la mejor ley de protección al agua que se pueda”, concluyó.
Contaminación y disputa de las cuencas hídricas

Según el proyecto de comunicación que el Concejo municipal de Gálvez elevó a la Legislatura provincial, “en el primer mundo la situación es sumamente grave ya que, por ejemplo, en EE.UU. el 40 por ciento de las aguas se encuentran contaminadas y en Europa sólo el 10 por ciento de sus ríos se hallan libres de este mal”.

El documento agrega: “Por todo ello, las multinacionales se disputan el dominio en las cuencas hídricas del Golfo de México, del Amazonas en Brasil y las cuencas del Paraná, Uruguay y del Plata”.

El agua embotellada, un gran negocio sin controles

Allí donde existe una demanda para el comercio, el negocio está en plena marcha. La venta del agua embotellada es una de las industrias de mayor expansión (y de las menos reglamentadas) del mundo.

En los años 70, el volumen anual alcanzaba los 900 millones de litros. En los 80, esa cifra se duplicó, colocándose en unos 1.900 millones de litros, y para finales de la década del 90, el mundo estaba consumiendo seis mil millones de litros de agua embotellada cada año.

Pero esas cifras se quedan cortas en comparación con la explosión de las ventas de agua embotellada de los últimos años, que aumenta a un ritmo anual superior al veinte por ciento.

Ya en 2000 se embotellaron y comercializaron más de 24.000 millones de litros en el mundo, de los cuales un noventa por ciento en recipientes plásticos no retornables o reciclables.

Junto con los colosos mundiales de la industria, tales como Perrier, Evian, Naya, Poland Spring y Purely Alaskan, existen miles de pequeñas compañías que se dedican a este negocio. Pero, además, empiezan a pegar fuerte las grandes empresas de bebidas gaseosas.

En cifras

75% del planeta está conformado por agua. Pero sólo el 97,5% de ese líquido no es potable y, por lo tanto, no puede ser consumido por los humanos.

2,5% del agua que hay en el planeta es potable. La mayor parte de la reserva mundial se encuentra concentrada en América latina.

24 mil millones de litros de agua embotellada se vendieron en 2000. Se estima que ese negocio crece a razón de un 20 por ciento anual.

Fuente: Notiexpress