La directora comercial de ProChile en la Argentina, Iris Boeninger, explicó que tras los minuciosos estudios hechos en sus tierras, el Proyecto de Encadenamientos Productivos delineado incluyó a cuatro países "invitados": Brasil, Bolivia, Uruguay y la Argentina, y a cuatro mercados a los que se apunta de modo prioritario: China, Estados Unidos, México y Corea.
La iniciativa consiste en lograr un mejor aprovechamiento de las oportunidades comerciales generadas por esa red de acuerdos comerciales firmados por el país trasandino para las exportaciones realizadas con origen en Chile.
Aplicado al caso local, se trata del encadenamiento de bienes entre productos argentinos y chilenos que, cumpliendo un proceso mínimo de transformación en Chile, sean luego exportados a los mercados en los cuales el país vecino goza de los beneficios que le otorgan los tratados de libre comercio (TLC).
Al respecto, Félix Peña, especialista en temas de comercio internacional, dijo que las empresas localizadas en un sitio "pueden aprovechar la dimensión de los mercados a los cuales el país tiene acceso preferencial -por los acuerdos como los del Mercosur y la Aladi-, pero también pueden aprovechar los accesos preferenciales que otros países tienen en grandes mercados -como el mercado norteamericano desde varios países de la región- con la condición de que desarrollen una estrategia de asociación con empresas de esos países, o que inviertan en ellos y que, en particular, tengan una buena inteligencia sobre cómo son las respectivas reglas de origen".
El proyecto chileno implica un proceso de integración productiva que involucra tres partes: el país socio, Chile y el país de destino.
En las exposiciones que realizan los funcionarios chilenos para explicar la iniciativa, se destaca que para acceder a los beneficios arancelarios pactados en los acuerdos comerciales suscriptos por Chile se debe cumplir, entre otras cosas, con la regla de origen.
Entre las "ventajas" que, dicen, traen proyectos de este tipo, enumeran que se aumentará el volumen de exportaciones de ambos países y se fortalecerán las relaciones comerciales existentes entre los empresarios. La idea central es que no se trata de vender productos de un país a otro, sino de abordar juntos nuevos mercados.
El arancel aplicado a las importaciones en Chile es cercano al 1% en promedio para las importaciones totales, pero para el caso de la Argentina, Brasil y Uruguay, la casi totalidad del universo arancelario ingresa a Chile con arancel cero; en lo que respecta a Bolivia, hay que remitirse al Acuerdo de Complementación Económica Nº 22 y revisar allí los aranceles que corresponden a los productos bolivianos.
Dependiendo del criterio para determinar el origen de un producto, de las preferencias arancelarias y/o de la oportunidad detectada por el empresario, existirán básicamente dos modalidades para concretar el proceso de integración productiva. Por un lado, el empresario del país socio se puede asociar con un productor local (chileno) o bien, por el otro, puede decidir invertir en una filial en Chile.
deNeXos – 23/07/09 -MT
Fuente: La Nación