Cuando la eficiencia también se mide en decibeles

El transporte refrigerado eléctrico gana protagonismo como respuesta a la contaminación acústica urbana.

Collazo: “Es importante prestarle más atención al ruido generado por los equipos de refrigeración móvil, ya que también tiene un impacto directo en la calidad de vida urbana


Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que el ruido es la segunda causa ambiental de problemas de salud, detrás de la contaminación atmosférica. Trastornos del sueño, estrés crónico, deterioro cognitivo y enfermedades cardiovasculares son algunas de sus consecuencias.
En las grandes ciudades es inevitable no estar expuestos a la contaminación acústica por vehículos que abarca desde el rugido del motor de una moto hasta el ruido que genera un camión de reparto en una actividad logística cotidiana. En cualquiera de los casos, impacta en nuestra salud y calidad de vida.
Por eso, la logística silenciosa se erige como un nuevo frente de innovación que comienza a tomar relevancia, más allá de los avances en movilidad limpia y reducción de emisiones –que no dejan de ser indispensables—. Y en particular, las tecnologías que apoyan un bajo nivel de ruido en el transporte refrigerado, un sector que representa una fuente significativa de contaminación acústica vehicular en zonas urbanas densamente pobladas, incluso durante horarios nocturnos o de descanso.
“Ahora, además de garantizar eficiencia energética y sostenibilidad, es importante prestarle más atención al ruido generado por los equipos de refrigeración móvil, ya que también tiene un impacto directo en la calidad de vida urbana. La transición hacia soluciones eléctricas es un tema de responsabilidad social”, dijo Iván Collazo, gerente comercial de Thermo King Latinoamérica.

 

Refrigerar sin ruido
Buenos Aíres ocupa el décimo lugar en el ranking de ciudades más ruidosas del mundo, según la OMS, en parte debido a la contaminación acústica generada por tradición metalúrgica unida al aumento de la construcción y la cantidad de vehículos que circulan por sus calles. Las entregas constantes y el uso de vehículos equipados con sistemas de refrigeración diésel, generan un zumbido que afecta directamente el entorno sonoro.
Si bien esta tendencia responde a la necesidad de mejorar la distribución de alimentos, medicinas y otros insumos, también plantea desafíos importantes para la salud ambiental y auditiva de las ciudades. Frente a este contexto, se vuelve imperativo electrificar el transporte refrigerado e incluir más soluciones tecnológicas para reducir el ruido urbano, especialmente en zonas sensibles como hospitales, escuelas o áreas residenciales.
Entre las soluciones tecnológicas más destacadas que permiten refrigeración sin ruido ambiental se encuentran los sistemas de refrigeración eléctrica que eliminan el uso de motores diésel auxiliares, los silenciadores y componentes de contención diseñados especialmente para reducir el ruido, así como tecnologías que evitan que este se filtre. También se desarrollan sensores inteligentes que utilizan la delimitación geográfica para detectar áreas sensibles y activar un modo “ultrasilencioso” durante la entrega, regresando luego al funcionamiento normal. A esto se suman mejoras en el aislamiento acústico optimizado en el diseño de las unidades y la integración con sistemas telemáticos que permiten monitorear el rendimiento térmico en forma remota.
Estas tecnologías no solo cumplen con normativas de ruido cada vez más estrictas, sino que también responden a una creciente exigencia social por entornos urbanos más silenciosos y amables. Los beneficios de reducir el ruido logístico incluyen impactos positivos en la salud, mejoras en la eficiencia operativa y una mejor percepción ciudadana. Entre ellos se destacan la mejora en la calidad del sueño en zonas residenciales, la reducción del estrés y la irritabilidad provocados por el ruido continuo, la disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares asociadas a la exposición prolongada al ruido, la mayor aceptación social de operaciones logísticas en áreas urbanas y la posibilidad de realizar entregas nocturnas sin afectar la convivencia.

 

Hacia ciudades más silenciosas
La lucha contra la contaminación acústica por vehículos ya no es una batalla exclusiva de la planeación urbana. Hoy, la logística se convierte en un actor protagónico en la transformación del entorno. Desde vehículos más limpios hasta un transporte refrigerado sostenible, el sector tiene la capacidad de contribuir a ciudades más habitables.
En ese sentido, el silencio también puede convertirse en un nuevo indicador de eficiencia logística. Incorporar vehículos refrigerados eléctricos no solo optimiza rutas y reduce emisiones, sino que permite a las empresas operar en horarios más amplios sin generar molestias, mejorar su reputación social y adaptarse a normativas ambientales cada vez más estrictas.
“Una entrega que no se escucha es una entrega que respeta el espacio común. En la logística del transporte refrigerado, el silencio es un factor que cada vez adquiere más relevancia, porque el bienestar urbano también se mide en decibeles”, concluyó Collazo.