Argentina aún enfrenta varias dificultades en logística para la adopción masiva de nuevas soluciones energéticas.
La presión regulatoria, las exigencias de trazabilidad y el avance del comercio internacional impulsarán aún más la adopción de tecnologías limpias.
Con 2026 como un año clave para la transformación logística y nuevas tendencias que aceleran el cambio, la electromovilidad en Argentina enfrenta un desafío estructural. Durante 2024, se registraron 14.175 vehículos electrificados (principalmente híbridos), lo que representa un crecimiento cercano al 48% respecto al año anterior. El transporte de carga refrigerado, fundamental para conservar la calidad y seguridad de productos sensibles a la temperatura, aún no se refleja con la misma fuerza, pese a la aceleración global prevista para los próximos años.
En Argentina, el sector transporte contribuye de manera significativa a las emisiones nacionales de CO₂: de acuerdo con análisis del International Transport Forum (ITF) de la OCDE, las actividades de transporte representan aproximadamente 15% de las emisiones nacionales, y más del 90% provienen del transporte por carretera.
Dentro de este segmento, el transporte de mercancías genera cerca de la mitad de las emisiones viales, lo que convierte al transporte refrigerado en un foco central para la descarbonización y para reducir la huella ambiental urbana en escenarios cada vez más regulados.
“Hoy es necesario movernos hacia una logística en carga refrigerada con enfoque sustentable, ya que contribuiría significativamente a reducir la huella ambiental de las ciudades argentinas. Las flotas refrigeradas, por su alto consumo energético y operación intensiva en zonas urbanas, deben estar en el centro de esta transformación”, afirmó José Carlos Gómez, director de Ventas LAR Norte de Thermo King.
A tener en cuenta
La electromovilidad consiste en la adopción de tecnologías de transporte basadas en energía eléctrica en lugar de combustibles fósiles. Esto incluye unidades refrigeradas eléctricas capaces de mantener la temperatura óptima sin contaminar el entorno. La cadena de frío es uno de los componentes más intensivos en consumo energético dentro de la logística.
Los sistemas de refrigeración que operan con diésel generan una proporción significativa de las emisiones del transporte terrestre. Sustituirlos por sistemas eléctricos es, en principio, la solución más directa, pero también una de las más complejas.
Para 2026, la presión regulatoria, las exigencias de trazabilidad y el avance del comercio internacional impulsarán aún más la adopción de tecnologías limpias. “El reto, por tanto, no es sólo tecnológico: es de planeación, financiamiento y visión”, agregó el directivo de Thermo King.
El auge del nearshoring está impulsando una transformación en la logística regional, donde la sustentabilidad se convierte en un criterio clave para competir. La adopción de tecnologías eléctricas permite reducir emisiones, disminuir costos operativos, asegurar el cumplimiento regulatorio, acceder a incentivos y fortalecer ventajas competitivas frente a estándares ESG cada vez más estrictos.
Entre las principales innovaciones clave para el transporte refrigerado destacan sistemas de refrigeración eléctrica de cero emisiones, baterías de alto rendimiento, tecnologías de operación silenciosa, sistemas de energía auxiliar eléctricos, modelos logísticos escalables compatibles con financiamiento verde y acceso a programas de incentivos internacionales. Estas innovaciones apuntan hacia una cadena de frío más eficiente, silenciosa y sustentable, capaz de responder a las nuevas exigencias del comercio internacional y de reducir la huella ambiental del transporte con temperatura controlada.
“La electromovilidad en Argentina representa uno de los cambios más significativos en la historia del transporte de productos sensibles a la temperatura. No se trata solo de sustituir motores diésel por baterías, sino de repensar toda la cadena de valor logística bajo un enfoque de eficiencia y sustentabilidad”, concluyó Gómez.




