Marcela Marón es una experta argentina en sistemas de correos y es la flamante presidenta del Comité Consultivo de la Unión Postal Universal. Quiere “poner sobre la mesa” la integración del sector.
Aunque en el imaginario colectivo el tradicional servicio postal pareciera una práctica en desuso, su importancia tiene plena vigencia y utilidad en el envío de documentación privada, así como también en el servicio de encomiendas y envíos y recepción de dinero. Su impronta logística es inherente a cualquier tipo de operaciones del sector y eso es bien conocido por Marcela Marón, designada recientemente como presidenta del Comité Consultivo de la Unión Postal Universal (UPU), órgano que regula el servicio postal en el mundo, cargo que ocupará hasta el próximo Congreso a celebrarse en 2016, en Estambul.
Marón es la actual directora Ejecutiva de la Asociación Latinoamericana de Correos y Operadores Postales Privados (Alacopp), una entidad fundada en 2007, que agrupa a las asociaciones y empresas de correo privado de la Argentina, Brasil, Colombia, México, Chile y Uruguay, sumando más de 15.000 compañías. La experta pasó también por el sector de finanzas del Correo Argentino y sostiene que su gestión allí fue una experiencia invalorable. Desde su flamante función en la UPU apuesta a seguir impulsando el mensaje de integración del sector postal, sumar ideas y proyectos y propiciar una mayor participación de los actores relevantes de ese sector en el mundo.
-¿Cuáles fueron los primeros pasos de su gestión en el Correo Argentino?
-Cuando llegué lo primero que me dijo el director y administrador de finanzas era que se necesitaba gente de confianza y ante la posibilidad de tomar el área financiera o administrativa, opté por la primera. Me dijo en forma textual: “Aquí hay un área que son las cuentas internacionales, el sector postal internacional, donde nos están debiendo unos 10 millones de dólares”. Bueno, ante ese cuadro de situación donde se desconocía hasta a los deudores, había que realizar toda una tarea de reconversión de una compañía que facturaba 350 millones de pesos -que entonces eran dólares- y que tenía 20 mil empleados.
-¿Cuál fue la clave de esa transformación?
-Empezamos a hacer foco en el sector internacional, cómo posicionarlo y hacerlo rentable. A partir de esa visibilidad en la gestión nos decidimos a participar en la UPU, de la que ahora somos miembros, y en esos cinco años implementé el primer sistema de seguimiento internacional en todo el mundo, que le dio otro protagonismo al Correo Argentino. Luego de cumplir con un proceso lógico previo a la privatización, la Unión Postal de las Américas, España y Portugal (Upaep) me contrata como consultora para replicar ese modelo que habíamos hecho en países como Paraguay, Ecuador y Venezuela. Cuando me fui del Correo estaba convencida de que no se podía seguir pensando al Correo Oficial por un lado y a los operadores privados por el otro, porque en realidad estamos hablando de un mismo servicio.
-¿Qué cambió para avanzar en esa línea de concepto?
-A partir de un encuentro internacional en el que tomé contacto con un empresario mexicano (el licenciado Moreno Valenzuela), es que me proponen realizar un estudio del sector postal mundial, ya que ellos tenían un problema con los monopolios del sector en su país y querían presentar un proyecto importante en la Cámara de Diputados. Había un fuerte prejuicio; por un lado estaban los correos y por el otro las empresas de correos. En México, por ejemplo, los correos privados no se pueden denominar así, porque la ley monopólica lo prohíbe; no pueden utilizar la palabra postal, porque está destinada al operador designado.
-¿Cuál es la importancia que hoy le asigna al servicio postal?
-Los gobiernos para entender la dimensión del sector lo tienen que ver con los números en su conjunto; hay que buscar la forma de poner en números al sector postal, conocer el número de empleados, el volumen de correspondencia que se mueve, la cantidad de paquetes que se despachan, si crece o decrece, pero en conjunto. Con este planteo nos propusimos formar parte de la UPU, cuya oficina internacional tiene sede en Berna, Suiza, y fue fundada un 9 de octubre de 1874, fecha en que se celebra el Día Mundial del Correo. Hace 12 años se creó una nueva figura que es el actual Comité Consultivo, donde se plantean necesidades y la idea de integrar a todos los actores del sector postal.
-¿Y qué objetivos tienen por delante?
-Tenemos que definir hacia dónde debe ir la región, porque creo que es el momento para decir si queremos hacer punta en esto o no. La realidad es que las formas de comunicarse cambiaron. En Londres, por ejemplo, hicieron una reconversión de lo que era la operación postal y entonces la gente puede recibir un celular por correo. Tenemos que pensar en esas modalidades de cambio, donde el tema de la tecnología, la paquetería o el e-commerce, implica a todos los actores, ya sea público o privado.
-¿Alguna otra meta?
-En el 25º Congreso de la UPU celebrado en Doha se establecieron tres pilares: Uno dice que hay que dedicarse a los servicios financieros, complementado con la tecnología y con la mensajería. Hay mucho movimiento en remesas de dinero, en África y en países como Qatar son fundamentales, porque la gente va a trabajar a esos lugares. Creemos que es el momento de participar de este proceso y hasta ahora los sectores privados no lo habían hecho directamente. La problemática general apunta a la reconversión que necesita el sector, lo otro es un tema regulatorio. Nos seguimos rigiendo como
cuando existía un correo por país, una línea de bandera por país, y hoy por hoy esto se convirtió en un juego de idas y vueltas con operadores de diferentes países. El juego no es el mismo y hay que ponerlo sobre la mesa.
NG – 26 de marzo / Fuente: Redacción Expotrade, Suplemento Transporte & Logística, Diario La Nación.