El consumo sigue en aumento, pese al aumento de precios, y la producción de crudo no crece al mismo ritmo, según una nota de Oliver Galak
Lejos de desaparecer, los factores que hace poco más de un mes originaron problemas de abastecimiento en numerosas estaciones de servicio persisten y se reflejan en el mercado de los combustibles. Precios retrasados respecto de la región, insuficiente producción de crudo liviano y una demanda que crece a un ritmo mayor que la refinación de combustibles aparecen entre las causas que los especialistas en energía señalan como responsables de una crisis que volvió a reaparecer con los faltantes de naftas y gasoil que se observa en muchos surtidores.
En aquel momento, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, había amenazado con "intervenir" para que las petroleras refinaran más crudo y abastecieran al mercado.
Sin embargo, la solución podría no ser tan simple ni depender tan sólo de la voluntad de las empresas refinadoras. "El problema que se planteó con las naftas tiene que ver con la falta de oferta de crudos livianos que son necesarios para maximizar la carga de las refinerías y que los refinados produzcan más naftas", explicó el ex secretario de Energía Daniel Montamat.
El especialista, ex presidente de YPF, indicó que el mayor déficit que tiene el país es en gasoil, aunque en este caso existe un régimen de importación subsidiada que permite comprar el producto afuera sin alterar la ecuación económica de las empresas. En cambio, con las naftas no existe ese régimen y si una petrolera quiere importar, deberá vender a pérdida: en los países vecinos el litro de nafta súper cuesta hasta un 80% más caro.
YPF debió importar unos 30.000 metros cúbicos de nafta cuando varias de sus estaciones sufrieron quiebres de stock.
"La Argentina tiene excedente de crudos pesados, pero están faltando crudos livianos", insistió Montamat. Los primeros permiten producir mayor proporción de combustibles pesados, que se usan en la generación de electricidad, como el fueloil, mientras que los segundos (en especial los de la variedad extraída en la cuenca neuquina) son aquellos cuya refinación produce más naftas. A diferencia de otros crudos, como el Escalante, la variedad neuquina ha visto reducida su producción en la Argentina durante los últimos ocho años. Importarlo implicaría pagar el precio internacional (cerca de 85 dólares el barril) en lugar del valor al que cotiza en el mercado interno por las retenciones a la exportación (47 dólares).
Según Juan José Aranguren, presidente de Shell, "en la Argentina no hay suficiente cantidad de producto para atender una emergencia; no hay un excedente de crudo ni de combustible como para enfrentar un pico de demanda o una reducción puntual de la oferta".
Para el ejecutivo más odiado por el Gobierno, una de las causas es el retraso de los precios internos: ni los productores de petróleo tienen incentivo para explotar nuevos yacimientos ni los refinadores para levantar nuevas refinerías ni los expendedores para expandirse, o al menos sostener la cantidad actual de estaciones de servicio.
"No podemos estar durante mucho tiempo aislados de la región", dijo. En los países vecinos, la nafta llega a costar un 80 por ciento más que en el país, y el crudo, casi el doble.
"El fantasma del desabastecimiento puede reaparecer porque el productor de crudo no invierte si no tiene un adecuado margen", añadió el empresario.
La presidenta de la Federación de Empresarios de Combustibles (Fecra), Rosario Sica, coincidió en el diagnóstico. "Lo que necesitaríamos es que los precios fueran más altos para llegar al nivel internacional. Una petrolera me insinuó que con esos precios podría importar y abastecer el mercado", dijo la representante de las estaciones de servicio.
Consumo en aumento
Un estudio de la consultora Prefinex advierte que entre 2003 y 2009 el consumo de combustibles en el país casi se duplicó. Y agrega: "En función de datos recientes del sector automotor, el incremento en el consumo de combustibles para este año tendrá un piso de 20 por ciento", aunque la cifra final podría estar más cerca del 30 por ciento.
No sólo el crecimiento del parque automotor (53 por ciento entre 2003 y 2009) ha influido en la mayor demanda de combustibles. También hubo una mayor intensidad en el uso de los vehículos ?destaca Prefinex? debido "al empeoramiento del transporte público y a los precios de combustibles congelados entre 2004 y 2007".
El informe deja entrever que la gradual recomposición de los precios desde 2007 redujo la intensidad del uso del automóvil (la elasticidad consumo de combustibles/parque automotor se redujo de 1,95 a 1,44).
Emilio Apud, otro ex secretario de Energía, sostuvo que "de crecer la demanda, vamos a un horizont
e de importación creciente de productos".
Señaló que una de las causas de la actual situación es que "por la presión del Gobierno para que no haya desabastecimiento, en lugar de invertir a riesgo en exploración o desarrollo de nuevos pozos sacan lo que hay, entonces los pozos van quedando exhaustos".
Fuente La Nación
Redacción deNeXos
03/05/2010