El embajador de Brasil, Enio Cordeiro, dijo que las relaciones bilaterales están en su mejor momento y minimizó el conflicto por las trabas argentinas a las importaciones, en una entrevista que le realizó Florencia Carbone para La Nación
Enio Cordeiro, embajador de Brasil en la Argentina, da muestras de sus dotes de diplomático: "Las relaciones bilaterales están en su mejor momento tanto para lo político como para lo económico".
Durante una entrevista con La Nacion, en lo más álgido del conflicto entre ambos países por la decisión argentina de restringir las importaciones de alimentos desde Brasil, el diplomático desplegó una visión muy optimista de la relación actual y futura entre ambos países.
"El patrimonio que se ha construido al intensificar las relaciones bilaterales y regionales no es nada que un nuevo presidente en Brasil o Argentina puedan cambiar o no puedan valorar", aseguró.
Luego, agregó: "Un país que no sea capaz de entenderse en el nivel regional o de tener capacidad de influencia no la podrá tener tampoco en el nivel global. Y nosotros somos un país con muchos vecinos, tal vez Rusia y China tienen más vecinos que Brasil. Y en esas circunstancias uno tiene que desarrollar una visión regional, un proyecto de desarrollo económico y social".
Cordeira repitió a lo largo de la extensa charla que no se puede trabajar con la idea de que "un palacete se puede sostener sobre una favela" porque resulta imposible generar prosperidad y estabilidad en un nivel de aislamiento. "Es necesario desarrollar con los vecinos una idea común de vecindario y eso no siempre es muy claro para todos. Creo que en los últimos 10 años desarrollamos un concepto de organizar el vecindario en torno de un proyecto común, con dimensiones políticas, económicas y físicas."
-¿Hay algún país en la región que entendió ese mensaje?
-Creo que esa visión es compartida por todos, incluyendo Suriname y Guyana. Al principio desarrollar la idea de una proyección regional no era fácil. En 2004, fui como director de América del Sur a Chile y había una gran resistencia a la construcción de una Comunidad Sudamericana de Naciones. Hemos construido sobre tres pilares básicos la idea de un proyecto común. Primero, la necesidad de tener estabilidad democrática e institucional en todo el continente y establecer un sistema de regional de diálogo político que fortalezca la estabilidad institucional democrática. Cuando había un golpe de Estado en Bolivia, Paraguay, Brasil o Argentina hace 20 o 30 años, no afectaba el interés de los demás países. Era una vida aislada políticamente hablando. Hace pocos años, una ruptura del orden constitucional se discutía en Washington.
-¿Cuáles son los otros dos pilares?
-Crear prosperidad económica común a través de los acuerdos del Mercosur y de los acuerdos de libre comercio con los demás países como Chile y Bolivia. Un tercer pilar sería la integración física del continente, que es donde tenemos el principal déficit de integración. Hay otras cosas que son importantes como la integración fronteriza. Hoy día las fronteras son áreas de intercambio y de integración, ya no más de separación entre países. Otra cosa sería un principio de ciudadanía común, que la gente pudiera transitar libremente entre los países sin pasaportes ni visas ni derechos de residencia, con procedimientos simplificados, con reconocimiento de títulos. Construir políticas comunes en materia de salud, educación y cultura.
-La frontera parece ser la herramienta para asegurar la protección de ciertos sectores. Sin ir más lejos, camiones de su país fueron demorados.
-La visión que hay que tener cuando se habla de relaciones de Estado y la construcción de un proyecto regional tiene que partir de una visión del bosque. Si hay un árbol enfermo, hay que tratarlo, pero es importante que estas situaciones específicas no sean el retrato de la realidad en la relación porque la relación es mucho más grande que eso y hay cosas para celebrar. En materia comercial este tipo de problemas son buenos problemas. Si uno mira la relación comercial entre Estados Unidos y Canadá encontrará muchas más dificultades que entre Brasil y la Argentina y muchos más puntos de conflictos. Lo principal no es tener conflictos sino canales adecuados de diálogo para resolverlos.
-¿Y hoy existen?
-Sí. Y resolverlos sin dramatizaciones, sin exacerbar las dificultades. No creo que exista una guerra del bizcocho o del choclo pero me da la impresión al leer los periódicos de que sí, como hace dos años hubiera habido una de la línea blanca. Entre dos países que este año tendrán más de 35.000 millones de dólares de comercio, que haya retención de 3, 4, 5 o 10 camiones en la frontera esporádicamente… En la frontera de Brasil también ocurre algunas
veces. Eso no empantana las relaciones, son cosas que se tienen que tratar y lo más pronto que se haga, mejor.
-Pero se toman medidas espejo.
-Algunas veces son necesarias contramedidas con algún sentido de proporción. Las contramedidas algunas veces inducen a una mayor rapidez en la negociación.
-¿Qué debe mejorarse en la relación bilateral?
-En materia comercial la gran preocupación es asegurar previsibilidad, que uno no sólo comprenda las posiciones del otro, sino que las medidas que se tengan que tomar que afecten en algún momento la fluidez del comercio sean claras, transparentes y sujetas a un monitoreo y revisión bilateral de sus impactos. Tenemos que aprovechar este momento político de las relaciones para profundizar el intercambio en sectores estratégicos de la relación para hacer cosas que tengan impacto externo en cuestiones como cooperación espacial, nuclear, de industria naval y aeronáutica, que algunas veces sufren de resquicios del pasado, de resistencias institucionales.
Redacción deNeXos
08/06/2010