La presión del G20 hizo que Suiza y Austria aceptasen adaptarse a los estándares de la OCDE, luego de los anuncios, en ese sentido, realizados el jueves por Andorra y Liechtenstein
El Consejo Federal de Suiza decidió aumentar el intercambio de informaciones sobre el secreto bancario conforme las reglas fiscales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El Gobierno helvético aseguró que simplificará los procesos en "en determinados casos" de sospechas "demostradas y concretas" y adelantó que estaba dispuesto a revisar los acuerdos de doble imposición.
No obstante, Suiza dejó en claro que el secreto bancario continuará existiendo, y que la adaptación a los estándares de la OCDE en materia administrativa no modificaba las reglas para los contribuyentes domiciliados en Suiza.
En Austria, el ministro austríaco de Finanzas, Josef Pröll, también ha anunció que las sospechas sobre prácticas irregulares de sus depositarios deberán estar bien documentadas para que las autoridades accedan a abrir las cuentas de un cliente extranjero.
Hasta ahora, tanto las entidades suizas como las austriacas sólo estaban obligadas a dar información a otros países si había un proceso judicial abierto por casos de narcotráfico o terrorismo.
Los más afectados por estos cambios en la legislación bancaria austríaca serán los ciudadanos de Alemania, que han transferido miles de millones de euros a cuentas secretas en su vecina república, causando malestar en Berlín.
El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, se congratuló con los avances hacia "la supresión del uso abusivo de las disposiciones en materia de secreto bancario que facilitan el fraude fiscal" y la tendencia a "sanear uno de los aspectos más oscuros de la economía globalizada".
Estas decisiones respondieron a la advertencia del G-20 -que debatirá en Londres el 2 de abril- de incluir en una "lista negra" a los países considerados paraísos fiscales, y a los que no colaborasen con los miembros de la OCDE en la lucha contra la evasión y el fraude fiscal.
El G20 fue formado en 1999 por los ocho países más industrializados (G8): Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia; más los once países con las principales economías emergentes: Arabia Saudíta, Argentina, Australia, Brasil, China, Indonesia, México, República de Corea, Sudáfrica y Turquía, más la Unión Europea como bloque.
En el borrador de la lista del G-20 elaborado en la pasada cumbre de Washington, Liechtenstein, Andorra y Mónaco aparecen como paraísos fiscales, y Suiza, Austria, Luxemburgo, Hong Kong y Singapur como países que no cooperan en esta materia.
No obstante, el pasado 12 de marzo Andorra, Liechtenstein, Singapur, Hong Kong, la isla de Man o las islas Caimán han aceptado promover la "transparencia y el intercambio de información fiscal". Un grupo al que un día después se han sumado Suiza y Austria, en tanto, el ministro de Finanzas de Bélgica, Didier Reynders, anunció que su país -que no estaba en la lista de la OCDE- flexibilizaría sus leyes de secreto bancario el año próximo, cuando comience a intercambiar información tributaria con sus socios de la Unión Europea.
El secretario de Asuntos Europeos de Francia, Bruno Le Maire, afirmpó que su Gobierno pediría en la cumbre del G20 que se establezca un dispositivo de sanciones contra los países que no hayan salido de esta lista negra para lo que se podrían utilizar dispositivos de la OCDE.
Precedente suizo
Suiza se ha visto sometida a fuertes presiones en los últimos meses para que levante su tradicional secreto bancario, en especial el mayor banco del país, la UBS, que en febrero pasado accedió a revelar los nombres de unos 300 clientes de los Estados Unidos acusados en su país de fraude fiscal, ante la amenaza de ser retirada su licencia de operación en EEUU
Pero el Departamento de Justicia estadounidensede EEUU insistió y reclamó que levantara el secreto bancario de más de 50.000 cuentas, lo que hizo que la ministra de Exteriores suiza, Micheline Calmy-Rey, advirtiera a su par Hillary Clinton, de que presionar demasiado sería peligroso no sólo para Suiza sino para el sistema financiero mundial.
Fuente Agencias
Prensa Expotrade – EP