El desafío de anticipar escenarios

Con nuevos modelos de negocio redefinen el rol de la logística, Marcelo Ormachea, de Celsur, enfatizó la importancia de la tecnología.

El talento y la cultura organizacional aparecen como un activo decisivo.


El 2026 se proyecta como un año bisagra para la logística. Luego de un período marcado por la volatilidad económica y los cambios constantes en las cadenas de suministro, el sector ingresa en una etapa donde la eficiencia, el control de costos y la capacidad de respuesta rápida dejan de ser diferenciales para convertirse en requisitos básicos del negocio. La logística ya no puede limitarse a ejecutar: debe anticipar escenarios y acompañar la transformación de sus clientes.
En este contexto, la relación entre operadores logísticos y empresas se redefine. Las compañías demandan socios estratégicos que aporten soluciones integrales, ayuden a optimizar inventarios y acompañen procesos de transformación operativa.
La tecnología será uno de los grandes ejes de 2026. La digitalización de procesos, la integración de sistemas y el uso de datos en tiempo real permitirán mejorar la trazabilidad, reducir errores y tomar decisiones más precisas en un entorno cada vez más dinámico. “El desafío es incorporar tecnología con un objetivo claro: ganar agilidad, eficiencia y capacidad de adaptación frente a un mercado que cambia cada vez más rápido”, dijo Marcelo Ormachea, director de Celsur.
Al mismo tiempo, según comentaron desde la compañía, crecerán las oportunidades vinculadas a la especialización logística. Sectores como energía y minería, junto con industrias que requieren operaciones complejas y de alto estándar, demandarán soluciones a medida y servicios de mayor valor agregado. En este escenario, la logística se consolida como un factor clave para acompañar el desarrollo de actividades estratégicas para la economía.

 

Capacidades
En paralelo, el talento y la cultura organizacional aparecen como un activo decisivo. La formación de equipos con capacidades analíticas, visión de negocio y conocimiento técnico será determinante para gestionar operaciones cada vez más complejas y entornos de mayor presión.
“La logística del futuro no se define solo por infraestructura o sistemas, sino por la capacidad de las personas para interpretar información, coordinar actores y transformar la operación en una ventaja competitiva sostenible”, afirmaron desde Celsur.
Las cadenas de suministro tienden a acortarse y a ganar anclaje regional. La proximidad entre producción, almacenamiento y consumo se vuelve un factor clave para reducir tiempos, costos indirectos y exposición a riesgos externos, impulsando una logística más integrada al territorio.
Por último, la sustentabilidad gana peso como variable estratégica. La optimización de flotas, la reducción de la huella de carbono y el uso más eficiente de los recursos comienzan a integrarse de forma directa en la planificación logística, impulsadas tanto por regulaciones como por las exigencias de clientes y cadenas globales de valor.
De cara a 2026, la logística enfrenta un escenario desafiante pero lleno de oportunidades. Las empresas que logren combinar tecnología, eficiencia, especialización y una fuerte capacidad de adaptación estarán mejor preparadas para liderar la próxima etapa del sector, donde anticiparse ya no será una ventaja, sino una necesidad.