Estudiantes foráneos, una fuente de divisas

 

Cuando Marco Baschieri decidió dejar su Módena natal, en Italia, para continuar sus estudios en Buenos Aires, pasó a formar parte, sin saberlo, de un engranaje que cada año aumenta las divisas que ingresan a la Argentina. Al igual que la estadounidense Margaret Clucke, el holandés Maarten van der Lande o el colombiano Ricardo Rodríguez, integra una legión de 24.000 estudiantes extranjeros que dejan en el país 213 millones de dólares anuales.

 

 

Este caudal de jóvenes que eligen universidades locales para continuar sus estudios creció un 140% entre 2007 y 2008, período en el que se pasó de 10.000 estudiantes internacionales a 24.000, y se espera que para 2012 ese número trepe hasta los 90.000 alumnos, que desembolsarán en total unos 810 millones de dólares.

Desde el punto de vista del país receptor, esto es visto como exportación de servicios educativos, una práctica que hoy le aporta un 60% mas de lo que ingresa en concepto de exportación de miel (US$ 178,3 millones) un 140% mas que las exportaciones de té y yerba mate (US$ 56,4 millones), según datos de la Fundación ExportAr y del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).

"La gran explosión se produjo el año pasado, porque comenzó a dar resultado el trabajo de promoción y la cadena de recomendaciones que los mismos estudiantes hacen boca a boca cuando vuelven a sus países", comentó Marcelo Elizondo, presidente de la Fundación ExportAr.

Atractivos locales

Entre las razones por las que eligen la Argentina, está el atractivo propio del país, el nivel educativo, un tipo de cambio beneficioso, la curiosidad por experimentar otra cultura y la celeridad con que se les responde su solicitud de estudios. "Tenemos un gran potencial para crecer aún más", subrayó Elizondo.

"Vine a la Argentina porque me pareció muy bueno el nivel educativo que hay en este país. También influye, claro, que el tipo de cambio me resulta ventajoso", dijo Baschieri, quien pagó 8000 euros por una maestría en Relaciones Internacionales entre Europa y América, que cursa en la sede que tiene aquí la Universidad de Bolonia.

Ricardo Rodríguez, en tanto, comentó que le atrajo la propuesta educativa y cultural, y el desarrollo publicitario y de marketing que hay aquí. Cursa un MBA y una especialización en marketing estratégico, en la Universidad de Palermo (UP). "El 60% de los alumnos que cursan el MBA es extranjero", contó este colombiano, de 33 años, que gasta unos 1500 dólares por mes.

Se estima que el gasto promedio de estos estudiantes es de 900 dólares por mes y comprende el pago a la universidad, el alquiler del departamento, la comida, la compra de libros y otras actividades, como viajes de turismo o salidas en la propia ciudad de Buenos Aires.

Según explicó Ezequiel Mateo Martinich, coordinador del Departamento de Cooperación Internacional de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), este monto estimado puede variar en cada caso particular. "Depende de si el estudiante cursa una carrera de grado o de posgrado; de si realiza un estudio extra de español; de si vive solo o con otros compañeros; de si para en un hostal, en un departamento o en una casa de familia", señaló.

La mayoría de los consultados supera la cifra promedio, como la texana Margaret Clucke, que eligió el país para cursar literatura latinoamericana, en la Universidad Católica Argentina (UCA). "Destiné unos 12.000 dólares para el pago del curso, desde enero hasta julio, la comida, los viajes y el alquiler del departamento", confió a LA NACION.

También debe tenerse en cuenta el gasto en turismo, que es otra de las grandes fuentes de ingresos. Maarten van der Lande, que nació en Amsterdam hace 24 años, dijo que desembolsará parte de los euros que destinó a su experiencia estudiantil argentina para conocer el país. "Además de estudiar y aprender el idioma, quiero conocer Córdoba, Mendoza y las cataratas del Iguazú", comentó el joven, que cursa una maestría en finanzas, en la Ucema.

Ana María Mass, secretaria académica de la UADE, opinó que el país tiene una gran oportunidad en esta materia, pero que se debe coordinar una buena política de Estado. "La Argentina tiene que apostar a ofrecer educación superior, que es la más fácil de exportar, y la gran asignatura pendiente es que el Estado se junte con todas las universidades para vender nuestro producto en el mundo."

En este sentido, la Fundación ExportAr trabaja junto con el Ministerio de Educación para realizar estrategias de promoción y tener presencia en las principales ferias internacionales universitarias, como la de Pekín, que se realizó el mes pasado; la de Los Angeles que se concretó este mes, y la de Madrid, que tendrá lugar en septiembre.

El número constante de jóvenes que estudian fuera de su país asciende a 1.500.000. El desafío de la Argentina será captar cada año una porción mayor de ese mercado.

 

deNeXos – 19/05/09-MT

Fuente: La Nación