Los más productivos son los que exportan - por Lucio Castro

En el último lustro, la economía sufrió una verdadera revolución en su capacidad de comprensión de las dinámicas y realidades del proceso exportador en todo mundo. El descubrimiento más importante ha sido lograr abrir la "caja negra" de la exportación, entrando en profundidad al hasta ahora misterioso mundo de los protagonistas del negocio: las mismas empresas exportadoras.

De acuerdo con el consenso de las investigaciones económicas, las empresas exportadoras son distintas a otras de la actividad productiva. Los exportadores son siempre las firmas más productivas de la economía, y suelen ser, además, más grandes en tamaño -facturación-, más antiguas, las que pagan los salarios más altos, invierten más en innovación y desarrollo (I+D), utilizan trabajadores más calificados y tienen un porcentaje más elevado de empresas de propiedad extranjera que las firmas solamente dedicadas al mercado local.

Estos rasgos son comunes también a las empresas exportadoras de la Argentina, de acuerdo con los estudios más recientes.

 

En pocas manos

El negocio exportador suele estar, además, muy concentrado en muy pocas empresas. De acuerdo con un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), aproximadamente 750 empresas grandes (tanto nacionales como transnacionales) dan cuenta de más del 85% del volumen total exportado en la Argentina. El resto del comercio lo realizan cerca de 4500 pymes, además de 5000 microexportadores.

La exportación es, en gran medida, un negocio de pocos, al menos en términos de volúmenes.

La razón principal por la cual sólo exportan los más eficientes es una: los elevados costos de entrada en los mercados internacionales. La exportación es un negocio que requiere sustanciales costos hundidos del empresario, vinculados principalmente con conocer las características de las barreras del acceso, la demanda, las redes de distribución, entre otros, en los mercados de destino.

A estos costos hundidos se agregan los costos de transporte, seguro y carga que hacen que sólo los más competitivos puedan acceder a exportar. Por ello, el consenso de la investigación económica apunta a que las empresas no se hacen más productivas porque exportan, sino que exportan precisamente porque son más productivas.

La relevancia de estos hallazgos para las políticas públicas es directa. La dimensión interna o local es crucial para la competitividad exportadora.

Sin mercados financieros que funcionen adecuadamente, no hay financiamiento suficiente para que las empresas cubran los costos iniciales de exportación. Con mercados laborales atascados, no hay posibilidades de emplear a los trabajadores más calificados. Con dificultades en los sistemas de protección de la propiedad intelectual, es casi imposible que los innovadores realicen las inversiones necesarias para descubrir nuevos productos y mercados de exportación. Con elevadas barreras regulatorias y alta presión impositiva es difícil que las empresas locales alcancen el nivel mínimo de productividad que reclaman los mercados internacionales.

Sin una infraestructura de caminos y logística eficaz no es posible reducir los costos de transporte que afectan en forma tan negativa a la actividad exportadora. Sin un entorno de negocios adecuado y, sobre todo, sin certidumbre macroeconómica, no es posible desarrollar una actividad como ésta, caracterizada por decisiones productivas de largo plazo.

 

Políticas públicas

Una investigación reciente que realizamos en Cippec destaca la importancia central de estas barreras "fronteras adentro" para la actividad exportadora, en especial en las regiones de menor desarrollo relativo del país. Por ejemplo, una mejora en el 10% en la producción de energía eléctrica resultaría en casi un 5% más de exportaciones para la región pampeana. En el NEA y el NOA, un incremento del 10% en el número de personas con educación secundaria o superior podría aumentar las exportaciones provinciales el 5 y el 3%, respectivamente.

El estudio de Cippec revela, también, que los desequilibrios en las cuentas fiscales provinciales y la consiguiente mayor incertidumbre macroeconómica tienen un impacto negativo sobre la probabilidad de que las empresas locales comiencen a exportar y sobre los precios que obtienen en los mercados internacionales, es decir, sobre la calidad de los productos comercializados internacionalmente.

En síntesis, las políticas públicas importan, y mucho, para la competitividad del comercio exterior. Sin reformas internas, no hay posibilidades de mejora en los mercados internacionales para las empresas argentinas.

 

deNeXos – 23/06/09 – MT

Fuente: La Nación