"El Mercosur es un club de infractores"

Para Carlos Canta Yoy, especialista en temas aduaneros y de comercio exterior, "nadie cumple las normas y nadie dice nada"

Con poco más de 20 años, Carlos Canta Yoy comenzó a trabajar en lo que entonces era el gran sueño de una generación: la integración latinoamericana. Era 1964.

Pasaron 45 años, y las ilusiones de este profesor del Instituto de Capitación Aduanera, que asesora entre otras instituciones al Centro Despachantes de Aduana en normativa del comercio exterior, se marchitaron a la luz de uno de los proyectos más ambiciosos de integración regional: el Mercado Común del Sur, o Mercosur.

"Se convirtió en un club de infractores", advierte, con pena, al ver cómo sólo el diálogo político imperó en el bloque. Algo que puede advertirse cumbre tras cumbre, como la que comenzó la semana última, en Paraguay.

Canta Yoy repasó las limitaciones del comercio exterior argentino -país que entiende podría exportar cinco veces más de lo que actualmente comercializa-, sobre todo de los derechos de exportación y las licencias no automáticas de importación.

-A pesar de los récords de exportación de los últimos años, ¿Hay un potencial desconocido de no mediar los derechos de exportación?

-Las exportaciones crecieron en valores. Pero exportamos más o menos lo mismo. Y considero que la Argentina podría exportar cinco veces más de los 75.000 millones que exporta en la actualidad, con plena producción. Tenemos un potencial exportador y de producción que está lejos de ser explotado.

-Si, hipotéticamente, se levantaran las restricciones, ¿Cuánto demoraría en verse ese potencial?

-No sería inmediato, como mínimo demandaría entre dos y tres años. Creo que de todas maneras las mayores restricciones están en las importaciones. Pero una cosa es el proteccionismo que impera en el mundo, y otro el que tenemos acá. Si sumamos el comercio de Brasil y de la Argentina no tenemos más que el 1% del comercio mundial. A nadie le importa nuestro proteccionismo. Preocupa si Estados Unidos se cierra, como lo hizo en el 30, porque es el motor mundial. Pero el proteccionismo que se ve en el resto de los países es más bien selectivo.

-¿Cómo es el proteccionismo argentino?

-Es un proteccionismo que le hace mal a los habitantes. Hace que un pantalón jean valga acá tres veces más que en Estados Unidos, por la protección que le damos a la industria textil, que termina haciendo que los consumidores financien a los empresarios.

Esto no quiere decir que haya que abrir la importación y fundir a todo el mundo. Chile lo hizo, es cierto, y no le fue mal. Llevó los aranceles a 6% y cerraron las fábricas. Pero con el tiempo se acomodaron, volvieron y se pusieron más competitivos. La sabiduría de los gobiernos está en buscar un adecuado equilibrio para no desamparar a la industria local ni sobreprotegerlos a tal punto que tengamos mercadería cara y de menor calidad.

Además, hay cosas que parecen chistes, como las normas especiales para tornillos. Pararon fábricas por los plazos que tenían las licencias para importarlos. Hay licencias para todo, y lo pero es que son ilegales en el caso del Mercosur. Hay fallos del Tribunal Arbitral donde, curiosamente, la Argentina le ganó a Brasil. Pero ahora ambos países las aplican. El Mercosur es un club de infractores y nadie dice nada.

-¿Son sólidas las explicaciones del Gobierno sobre estas medidas?

-Las resoluciones siempre se fundamentan en la Organización Mundial del Comercio (OMC), pero jamás mencionan al Mercosur.

-¿Por qué?

-Porque no les conviene. No pueden ni mencionarlo. Podrían hacer lo mismo agregando un artículo que aclara que la medida no se aplica a las mercaderías originarias del Mercosur.

-En el fondo, no se cumple con la normativa del bloque.

-Es que el estancamiento del Mercosur equivale a un retroceso, y todo se resume a una sola cosa: no se cumple con el Derecho. No cumplimos lo firmado, no internalizamos las resoluciones, no ponemos en práctica las decisiones ni obedecemos los fallos del Tribunal. Y la Argentina es el más contumaz. Hace años un fallo determinó que debía permitir la importación de bicicletas uruguayas, y nunca más lo hizo… Ni lo hará, porque la fábrica uruguaya quebró al no poder exportar. Tampoco cumplió con el fallo de neumáticos premoldeados con Uruguay, ni el fallo que dice que bloquear rutas y puentes internacionales es contrario al Tratado de Asunción.

-¿La falta de castigo los hace más proclives a incumplir?

-El Tribunal del Mercosur no tiene poder coactivo. De todos modos, si jugamos un partido, no podemos jugarlo sin reglas. ¿Para qué seguir con el Mercosur si nadie cumple las reglas? ¿Para qué tener un
Parlamento del Mercosur si hay tantas normas y fallos incumplidos?

-¿Por dónde se empieza? ¿Por el arancel externo común?

-Para eso primero hay que hacer una Unión Aduanera, pero vuelvo a lo mismo. Hace 45 años trabajo en integración latinoamericana. Empecé en 1964 y teníamos una ilusión enorme. En pocos años empezó la desilusión. En 1991 se dijo que en 1995 íbamos a tener el Mercado Común. En 1994 se dijo que para 2000 íbamos a tener la Unión Aduanera. A mí no me la van a contar… Sin la Unión Aduanera nada puede funcionar. Dicen que tienen problemas para resolver la recaudación aduanera porque el comercio con Brasil es "muy grande". Europa hace décadas está integrada y su comercio es el 35% del total mundial.

-¿La responsabilidad es compartida?

-Sin dudas. Hay una enorme distancia entre el discurso y los hechos, y los dos culpables principales son Brasil y la Argentina. Son igualmente culpables.

deNeXos – 29/07/09 – MT

Fuente: La Nación